De la forma más descarada, abusiva y desafiante, con la complicidad de los Poderes Públicos y, contraviniendo la voluntad del soberano expresada en referendo en 2007, el régimen forajido viene avanzando desenfrenadamente, vía leyes írritas y retrógradas, además de totalitarias y esclavizantes, en la cubanización del país.
En la referida consulta el soberano le negó a Su Serenísima Majestad la reforma constitucional con la que aspiraba darle piso a la implantación de una de sus dos obsesiones: el Socialismo del Siglo XXI (el otro afán es el mandato a perpetuidad). Ignorando la orden del soberano y con la connivencia de la AN y el TSJ, Usía deja de ser comandante-presidente y pasa a ser dictador. A semejanza de su mentor Fidel Castro. En su desmesura sustituye la Constitución por estas leyes viciadas para hacer lo que se le viene en su soberanísima gana.
Ya son varias las leyes aprobadas por la AN. Con una de ellas se permitió desconocer otro mandato popular: la elección de Antonio Ledezma como Alcalde Mayor, a quien sustituyó por Jacqueline Farías como Alcaldesa Metropolitana. Con otra, que se está cocinando, persiste en su revanchista propósito de despojar a los venezolanos, ricos y pobres, de lo que se le antoje. Ya lo hizo con tierras y empresas. Ahora se enfila contra viviendas, comercios, vehículos y lo demás que le permitan.
Pero la conspiración más brava tiene que ver con la implantación del nuevo modelo educativo de corte castrocomunista. Aún sin modificar la ley del sector (se urde en la AN), el regente siniestro utilizó la firma del contrato colectivo con los maestros para obligarlos a recibir los cursos sobre el nuevo pensum, el bolivariano. Y crearles, con ello, el "patriótico" deber de envenenar el cerebro de los niños con la monserga socialista. Monserga según la cual quien se forma, esfuerza, arriesga, tiene iniciativa y éxito en la vida es contrarrevolucionario, fascista, golpista, oligarca, explotador, pitiyanqui, enemigo de los trabajadores y del pueblo. Monserga según la cual ser rico es malo. Monserga según la cual Nuestro Señor es rojo-rojito, viste de militar, está en la tierra y no en el cielo.
En el pasado por este mismo proyecto educativo la sociedad venezolana protestó heroicamente en las calles. Defendió el derecho constitucional a una educación libre y plural. Marchó y enfrentó la brutalidad del régimen. ¿Por qué ahora no lo hace? ¿Qué cambió? No fue el currículo. ¿Será el coraje de la gente? ¿Se perdió el pundonor y la valentía? ¿El gas del bueno fue un anestésico? ¿Y los sindicatos?
Primero fueron las confiscaciones y la coerción vía Cadivi, Seniat, Milco, Indepabis, etc. Luego el saboteo contra los gobernantes de oposición. Por allí viene la eliminación de la propiedad privada. Y, si no hay reacción a tiempo, seguirá la chavización socialista de la infancia. Y del resto de la sociedad.
En la referida consulta el soberano le negó a Su Serenísima Majestad la reforma constitucional con la que aspiraba darle piso a la implantación de una de sus dos obsesiones: el Socialismo del Siglo XXI (el otro afán es el mandato a perpetuidad). Ignorando la orden del soberano y con la connivencia de la AN y el TSJ, Usía deja de ser comandante-presidente y pasa a ser dictador. A semejanza de su mentor Fidel Castro. En su desmesura sustituye la Constitución por estas leyes viciadas para hacer lo que se le viene en su soberanísima gana.
Ya son varias las leyes aprobadas por la AN. Con una de ellas se permitió desconocer otro mandato popular: la elección de Antonio Ledezma como Alcalde Mayor, a quien sustituyó por Jacqueline Farías como Alcaldesa Metropolitana. Con otra, que se está cocinando, persiste en su revanchista propósito de despojar a los venezolanos, ricos y pobres, de lo que se le antoje. Ya lo hizo con tierras y empresas. Ahora se enfila contra viviendas, comercios, vehículos y lo demás que le permitan.
Pero la conspiración más brava tiene que ver con la implantación del nuevo modelo educativo de corte castrocomunista. Aún sin modificar la ley del sector (se urde en la AN), el regente siniestro utilizó la firma del contrato colectivo con los maestros para obligarlos a recibir los cursos sobre el nuevo pensum, el bolivariano. Y crearles, con ello, el "patriótico" deber de envenenar el cerebro de los niños con la monserga socialista. Monserga según la cual quien se forma, esfuerza, arriesga, tiene iniciativa y éxito en la vida es contrarrevolucionario, fascista, golpista, oligarca, explotador, pitiyanqui, enemigo de los trabajadores y del pueblo. Monserga según la cual ser rico es malo. Monserga según la cual Nuestro Señor es rojo-rojito, viste de militar, está en la tierra y no en el cielo.
En el pasado por este mismo proyecto educativo la sociedad venezolana protestó heroicamente en las calles. Defendió el derecho constitucional a una educación libre y plural. Marchó y enfrentó la brutalidad del régimen. ¿Por qué ahora no lo hace? ¿Qué cambió? No fue el currículo. ¿Será el coraje de la gente? ¿Se perdió el pundonor y la valentía? ¿El gas del bueno fue un anestésico? ¿Y los sindicatos?
Primero fueron las confiscaciones y la coerción vía Cadivi, Seniat, Milco, Indepabis, etc. Luego el saboteo contra los gobernantes de oposición. Por allí viene la eliminación de la propiedad privada. Y, si no hay reacción a tiempo, seguirá la chavización socialista de la infancia. Y del resto de la sociedad.
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