A medida que pasan los días los venezolanos vamos sufriendo en carne propia las mentiras de Chávez dirigidas a convencernos de que sus falsas previsiones en materia económica nos iban a salvar de la crisis mundial "así me pongan el petróleo a cero". Economistas y empresarios venezolanos advertían al gobierno la necesidad de frenar el ostensible despilfarro oficial y, con los recursos excedentes de los altos precios del crudo, aconsejaban crear un fondo de ahorros transparente y auditable que sirviera de colchón financiero para una eventual crisis, como hicieron Noruega y Arabia Saudita, y no el grosero escamoteo de los recursos públicos a través del Fonden que han sido destinados para "la regaladera" a sus compinches políticos externos y a financiar los delirios revolucionarios. Tan sordo fue Chávez a la solicitud de austeridad y ahorro oficiales, que en el cuarto trimestre del 2008, ya con fuertes indicadores de la crisis mundial, Venezuela registró un monto por importaciones superior al de las exportaciones. Por cierto que ya para ese momento el Gobierno estaba destinando menos fondos al gasto social que en años anteriores. Durante la campaña que le condujo a materializar su acariciado sueño de ser candidato presidencial vitalicio y ya con la recesión mundial en pleno apogeo, Chávez nos juraba que Venezuela estaba blindada contra "la crisis del capitalismo" y que, mientras él fuera Presidente, los venezolanos no íbamos a sufrir penurias tales como desabastecimiento, desempleo o reducción de los programas sociales. Sacaba entonces (como saca ahora) las cuentas de la lechera, a las que también se unió el ministro de Finanzas al afirmar que entre los recursos del Fonden, del Fondo Chino y otros, el gobierno disponía de un colchón de $ 57 mil millones. Muchos sabíamos que Presidente y ministro nos estaban mintiendo porque ya habían indicadores del frenazo de Cadivi (que desde el 28 de febrero no informa al país de las divisas entregadas, al igual que el Seniat y la Siex dejaron de publicar sus cifras). Hoy existen graves problemas en las autorizaciones para importar leche, envases, autopartes y otros, a los que se unen las cuantiosas deudas acumuladas con la banca por el uso de las tarjetas de crédito para viajeros ($ dos mil millones) y líneas aéreas (más de $ mil millones). Se calcula que Cadivi debe más de $ 10 mil millones por autorizaciones emitidas y cuyas divisas no han sido entregadas (algunas tienen 180 días de atraso). Cadivi ha informado a las cámaras privadas que se dirijan al dólar permuta para las importaciones de sus insumos, hecho que triplicará los precios de los productos. Entonces el Indepabis cerrará establecimientos por especulación y HCHF despotricará contra la burguesía explotadora. ¿Acaso el culpable de la inflación no es quien ha malversado en regalos externos más de $ 60 mil millones, en armas más de $ 12 mil millones, en viajes y en corrupción de su entorno? ¿En qué se han ido los casi $ 900 mil millones recibidos en 10 años por conceptos petrolero y fiscal? Así las cosas el nivel de inflación de este año será superior al ya muy alto del año pasado (30,9%). De hecho, el FMI pronostica un conservador 36,4% de inflación para el 2009.
Pdvsa, la artífice de ese "blindaje" financiero del que nos hablaba Chávez, está en bancarrota y mendigando préstamos dentro y fuera de Venezuela: "Prepara una emisión de bonos, tocó la puerta de la banca local y también ha tratado de negociar un préstamo sindicado" (EU 30-04-09). Su presidente anuncia reducción del gasto en un 64,7% y que no habrá ni aumentos ni bonos para sus trabajadores. Las empresas de Guayana están virtualmente quebradas (los expertos indican que para reflotarlas se requieren $ 5.500 millones), de modo que los míseros 410 millones de bolívares anunciados por Chávez como "auxilio financiero" no alcanzan ni para pagar la quinta parte de lo que Venalum y Alcasa le deben a la también quebrada Edelca. Cada día surgen nuevos indicios del caos generado por la corrupción y la ineptitud de los funcionarios nombrados por Chávez al frente de las principales empresas del Estado. Cuando la petrochequera estaba buchona, los errores se ocultaban. Hoy están saliendo peligrosamente a flote, mientras la fiebre interventora acaba con la producción agrícola nacional (más de 50 fincas en plena producción han sido confiscadas esta semana). Las encuestas registran una significativa caída del apoyo popular a Chávez a causa de sus violaciones constitucionales contra quienes ganaron gobernaciones y alcaldías fuera del ámbito rojo-rojito. Profesores, maestros, médicos, enfermeras, trabajadores tribunalicios, eléctricos, petroleros y de las empresas de Guayana están hartos de incumplimientos de contrato, amenazas y detenciones arbitrarias. Venezuela es un polvorín y Chávez lo sabe, por eso oscila entre la represión y la zanahoria.
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