El camino al socialismo chavista ha convertido a empresas privadas en estatales, lo cual ha llevado a gran parte del recurso humano técnico y gerencial más capaz a salir de ellas. Estas nuevas empresas estatizadas van a convertirse en un problema nacional, a medida que son usadas como un brazo de la política pequeña, para crear redes clientelares, financiar al partido o para los negocios personales de los dirigentes chavistas. Bajo parte de la cúpula cívico-militar corrupta e incapaz, la obsolescencia tecnológica en las empresas básicas ha sido la regla, a pesar de altos precios de las materias primas hasta el año pasado. Éstas son seguidas rápidamente en su "ejemplo" por el deterioro de las nuevas empresas estatizadas en telecomunicaciones, electricidad, acero, cemento y servicios petroleros.
El mayor número de empresas estatales politizadas será un peso crítico sobre las finanzas públicas y en el detrimento de sectores productivos nacionales. El chavismo apuntó con su artillería a las empresas básicas de Guayana y Pdvsa; son sus propios hombres, vestidos de rojo, quienes las depredan. El presidente Chávez admitió los vicios recientemente y a pesar de 10 años gobernando, pretende buscar otros culpables. Sin establecer pautas para evitar que estos nefastos ejemplos se propaguen, pasó a tomar nuevas empresas privadas.
El personal de alta calificación y/o experiencia tiene otras opciones de trabajo, en Venezuela o en la economía mundial, sin tener que disfrazarse de rojo ni pretender falsas convicciones en dañinos esquemas ideológicos. La fuga de capital humano en las empresas estatizadas bajo el gobierno de Hugo Chávez toma fuerza, basta con observar lo que es la nueva Pdvsa. Lamentablemente, la pérdida de personal calificado, más la torpeza de la élite chavista, tendrá serias consecuencias. Reducirá aún más el potencial de crecimiento económico del país, ampliará la brecha de atraso tecnológico y hará perder la valiosa experiencia y talento acumulada en diversas actividades económicas. Mientras Chile, Perú y Brasil se pueden considerar hoy milagros mineros, con desarrollo de actividades industriales conexas, en nuestro país un grupo gobernante inescrupuloso extiende el "modelo" de administración que hundió ya a las empresas mineras y básicas.
El mayor número de empresas estatales politizadas será un peso crítico sobre las finanzas públicas y en el detrimento de sectores productivos nacionales. El chavismo apuntó con su artillería a las empresas básicas de Guayana y Pdvsa; son sus propios hombres, vestidos de rojo, quienes las depredan. El presidente Chávez admitió los vicios recientemente y a pesar de 10 años gobernando, pretende buscar otros culpables. Sin establecer pautas para evitar que estos nefastos ejemplos se propaguen, pasó a tomar nuevas empresas privadas.
El personal de alta calificación y/o experiencia tiene otras opciones de trabajo, en Venezuela o en la economía mundial, sin tener que disfrazarse de rojo ni pretender falsas convicciones en dañinos esquemas ideológicos. La fuga de capital humano en las empresas estatizadas bajo el gobierno de Hugo Chávez toma fuerza, basta con observar lo que es la nueva Pdvsa. Lamentablemente, la pérdida de personal calificado, más la torpeza de la élite chavista, tendrá serias consecuencias. Reducirá aún más el potencial de crecimiento económico del país, ampliará la brecha de atraso tecnológico y hará perder la valiosa experiencia y talento acumulada en diversas actividades económicas. Mientras Chile, Perú y Brasil se pueden considerar hoy milagros mineros, con desarrollo de actividades industriales conexas, en nuestro país un grupo gobernante inescrupuloso extiende el "modelo" de administración que hundió ya a las empresas mineras y básicas.
Orlando Ochoa
El Universal
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