Cuando se tienen niños pequeños aprendemos a conocer casi que "de memoria" la filmografía infantil. Y es que cuando a los chamos les gusta una película los padres nos sometemos "de buen agrado" al ejercicio de ver una y otra vez las mismas historias tanto en el cine como luego en la casa con los videos. De esos filmes de fin de semana, hay uno en particular que nos encantó: la historia de un juego de mesa de nombre Jumanjï en el que lo que sucedía con cada jugada sobre el tablero, luego se transformaba en realidad. Así veíamos cómo en una pacífica casa de familia, se presentaban animales salvajes del corte más peligroso&
Algo nos hace pensar que ese tablero mágico del referido juego de mesa se debe haber perdido en los estudios de producción cinematográfica y aterrizado, por alguna extraña razón, en una casa de Los Chorros, en la ciudad de Caracas. (Aquí entre nos, seguramente porque sería usada en el futuro como arma de la contrarrevolución, mano de la CIA de por medio).
Lo cierto es que el gobierno revolucionario y todo su aparataje de seguridad se enteraron de los planes perversos instigados, por supuesto, por un canal que tiene la desfachatez de mostrar una realidad inconveniente y dieron con que el arma secreta (el peligroso tablero de Jumanjï) estaba, como era de esperarse, en la casa de uno de los dueños de ese medio de comunicación.
Ante esa gran amenaza no les quedó más remedio que movilizar a todo un ejército, armamento y hasta tanquetas para rescatar a esos peligrosísimos animales disecados que tomarían vida tan pronto como los terroristas-golpistas-oligarcas-fascistas activaran el tablero. La batalla de Jumanjï se libró el jueves en la noche y en medio de la oscuridad y por la fuerza, como suelen actuar las revoluciones cuando ya pierden la razón, se llevaron a esas temibles cabezas de fieras salvajes. Para eso está nuestra gloriosa GN: para resguardarnos siempre y en todo momento& Pero como el peligro mayor es que los verdaderos monstruos del tablero, esos que roban los dineros a la nación, esos que vulneran los derechos humanos y coartan las libertades democráticas o esas otras especies en extinción como son los dinosaurios, salgan en pantalla, la decisión es "la cayapa". Pero eso sí, nunca frontal para que los acusen de censores. Siempre todo muy sinuoso, barroco y oscuro& Allá en la época más dura de las dictaduras en Argentina, el para entonces joven rockero Charly García popularizó un tema que decía: Los amigos del barrio pueden desaparecer/ La persona que amo puede desaparecer/ Los cantores de radio pueden desaparecer, pero los dinosaurios& No les contamos el resto de la canción, porque corren tiempos duros contra las metáforas y hay algunos alérgicos a las "licencias poéticas". Pero lo cierto es que tanto en el tema, como en la referida película, la salvajada fue controlada y colorín no colorado& por ahora no se ha acabado.
Algo nos hace pensar que ese tablero mágico del referido juego de mesa se debe haber perdido en los estudios de producción cinematográfica y aterrizado, por alguna extraña razón, en una casa de Los Chorros, en la ciudad de Caracas. (Aquí entre nos, seguramente porque sería usada en el futuro como arma de la contrarrevolución, mano de la CIA de por medio).
Lo cierto es que el gobierno revolucionario y todo su aparataje de seguridad se enteraron de los planes perversos instigados, por supuesto, por un canal que tiene la desfachatez de mostrar una realidad inconveniente y dieron con que el arma secreta (el peligroso tablero de Jumanjï) estaba, como era de esperarse, en la casa de uno de los dueños de ese medio de comunicación.
Ante esa gran amenaza no les quedó más remedio que movilizar a todo un ejército, armamento y hasta tanquetas para rescatar a esos peligrosísimos animales disecados que tomarían vida tan pronto como los terroristas-golpistas-oligarcas-fascistas activaran el tablero. La batalla de Jumanjï se libró el jueves en la noche y en medio de la oscuridad y por la fuerza, como suelen actuar las revoluciones cuando ya pierden la razón, se llevaron a esas temibles cabezas de fieras salvajes. Para eso está nuestra gloriosa GN: para resguardarnos siempre y en todo momento& Pero como el peligro mayor es que los verdaderos monstruos del tablero, esos que roban los dineros a la nación, esos que vulneran los derechos humanos y coartan las libertades democráticas o esas otras especies en extinción como son los dinosaurios, salgan en pantalla, la decisión es "la cayapa". Pero eso sí, nunca frontal para que los acusen de censores. Siempre todo muy sinuoso, barroco y oscuro& Allá en la época más dura de las dictaduras en Argentina, el para entonces joven rockero Charly García popularizó un tema que decía: Los amigos del barrio pueden desaparecer/ La persona que amo puede desaparecer/ Los cantores de radio pueden desaparecer, pero los dinosaurios& No les contamos el resto de la canción, porque corren tiempos duros contra las metáforas y hay algunos alérgicos a las "licencias poéticas". Pero lo cierto es que tanto en el tema, como en la referida película, la salvajada fue controlada y colorín no colorado& por ahora no se ha acabado.
María Isabel Párraga B.
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