29 junio 2009

A su imagen y semejanza

En el fondo no debe ser fácil estrellarse todos los días contra la realidad al darse cuenta que el mundo no está hecho a su imagen y semejanza. Que lo que dice ser importante para él, para una gran parte del país no sólo no lo es, sino que lo considera inviable, inaplicable, vetusto, impráctico, inconcebible, decadente, pieza de museo, naftalina de armario. Termina siendo más que una "voz que clama en el desierto" cosa que le queda demasiado bíblica, una nota discordante más que postmoderna (término ochentoso) totalmente pasé. Ya ni siquiera es "periódico de ayer" como diría el gran Lavoe sino que lo que plantea es un panfleto amarillento y lleno de moho. El "socialismo real" es un traje que no le queda bien a un pueblo que, para bien o para mal, ha sido reo de la riqueza petrolera y no es que eso sea para ufanarse porque bastante "facilona" nos ha hecho la vida (que la demagogia y el populismo se nos han dado como el arroz y bastante mal que nos han hecho como sociedad). Pero en todo caso no nos queda, no nos va, no nos gusta ese sistema en el que el esfuerzo propio no sirve de nada. Pero él insiste en torcer la barra, en querer ser el ombligo del mundo y el centro de la Historia. No entiende, no concibe cómo la noticia no es él, su entorno, su "revolución" y sus satélites.

¿Cómo se explica que el mismo día de la muerte de Michael Jackson, ídolo pop, nos guste o no ícono de la modernidad, él pretendiera que los medios y más aún, la internacional CNN priorizara la situación en Honduras (dicho sea de paso, generada por la fórmula ALBA de Constituyente-Reelección), por encima del fallecimiento de quien marcó una impronta en la industria cultural de los últimos años? A muchos nos desagradaba el personaje, pero sin duda era un símbolo de la actualidad.

Y es que en medio de su visión cerrada del mundo niega como válidas otras lecturas de la realidad. Todo lo que no es igual a su estrecha percepción hay que desecharlo y si es posible, dada su concepción militar, aniquilarlo.

Su punto de vista niega al otro y a la larga resulta tan cerrado que se convierte en ultraconservador. Pareciera incapaz de colocarse por un momento en la acera de enfrente y pensar, sin prejuicios, en las razones de los demás. Que la verdad nunca es propia sino que todos estamos en su búsqueda.

Cada vez se encierra más en su punto de vista, cada vez se desconecta más del sentir de la gente. Quien conoció y tocó el alma de los venezolanos como difícilmente otro líder político, hoy en día lo que desea es transformar a su pueblo en una camada de "hombres y mujeres nuevos", clones de su percepción y seguidores a pies juntillas de su ideología. No hay fuerza represiva que logre cambiar de la noche a la mañana lo que es un pueblo. Por lo menos no en el corto plazo. Así que ármese de paciencia, que parece mucho pedir a estas alturas apelar a la razón...

María Isabel Párraga B.

El Universal

mariaisabelparraga@gmail.com

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