15 junio 2009

Teoría y práctica

Del "extrañamente abortado" Aló Presidente maratónico-aniversario, sí, ese mismo, del reto mocho y arrepentido a los intelectuales internacionales convocados por Cedice, ahora tenemos el dos en uno, una versión ¿práctica? y, a partir de la semana pasada una ¿teórica? del citado programa.

Aún parece difusa la diferencia entre una versión y otra. No sabemos si será algo así como que en la emisión teórica el conductor hablará sobre la "pandemia" originada por los medios (al difundir los incómodos casos de corrupción de los jerarcas del régimen) por aquello que según la "versión oficial" estos enferman y luego, en la transmisión del "Aló Práctico" dará la orden de: "que le corten la cabeza".

Tal vez en el Aló Teórico se referirá a su versión particular del socialismo, mucho más parecido a un régimen charreteras, sustentado en el miedo y en el privilegio económico de unos pocos (oligarquía pura) y en el práctico apalancado por unos ideales que ni él ni su gente se creen continuará acaparando poder descabezando a los funcionarios de la oposición que fueron electos por el pueblo, muy a pesar de un entramado electoral diseñado con premeditación y alevosía para generar ventajismo a su favor.

Pero como es mucho más atractivo autocalificarse de "progresista" y muy de izquierda que asumir sin rubor el gusto por las botas, en la versión teórica veremos mucho Marx, mucho Fidel, mucha crítica al "capitalismo" y en la práctica órdenes de tomas e incautaciones, disfrazadas de nacionalizaciones o expropiaciones que a la hora de la verdad lo que procurarán será acabar con la producción privada del país o lo que es lo mismo, "cuchillo para su garganta" porque no es posible el desarrollo sin la participación del capital particular en la economía. Bueno, eso si partimos del principio (más que dudoso) que el régimen esté verdaderamente interesado en echar para adelante la nación. Sí, eso hay que ponerlo entre paréntesis, porque los gobiernos de este corte procuran la pobreza y la dependencia de las grandes mayorías con el Estado para lograr el control, el dominio y la dependencia económica, moral y hasta espiritual de la población.

Lo que sí parece cierto es que ya llegamos a un punto de "no retorno". El régimen no va a retroceder y la mayoría, según las últimas encuestas, tampoco parece dispuesta a permitir que se imponga "a juro y porque al mandón le da la gana" un esquema distinto al democrático, abierto, plural y libre.

Es una lucha de fuerzas en la que el Gobierno puede tener las armas de unos cuantos (o por lo menos eso es lo que pregona), pero cada vez más eso es lo único que le va quedando. La razón ya la perdió.

María Isabel Párraga B.

El Universal

mariaisabelparraga@gmail.com

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