Mientras el Comandante Hiperlíder Continental peregrina azorado por la bola terráquea y el espacio sideral queriendo desembrollar contingencias, desvanecer entuertos, disipar cizañas, mitigar discrepancias, aplacar guirizapas y conjurar golpes de Estado contra aliados suyos de este u otros mundos, la pradera vernácula-tropical, léase su latifundio socialista particular, está que se le prende por los cuatro costados: Curiepe, Panaquire, Guarenas, Caracas, Maracay, La Guaira, Coro, San Cristóbal, Guayana, Cabimas y demás parajes de la costa oriental del lago de Maracaibo, por ahora, ya escupieron candela. Y en qué forma.
Hay indignación y hastío entre la gente, incluso, entre aquellos que se manifiestan afectos al "proceso". Resienten tanta coba, cinismo, anarquía, ensañamiento y abuso de poder de parte de la burguesía dominante. Ese modelo de gestión no contribuye a sofocar los males, carencias y necesidades de los venezolanos. Sobre todo de los pobres, que no han crecido, pero sí son más míseros, según reflejan las estadísticas. Además los reclamos populares tienen que ver con la pelazón que se generaliza y arraiga en todos los estratos. Y pronto habrá también manifestaciones por la falta de productos esenciales.
El llantén reciente, intenso y creciente, lo avivaron ciudadanos atropellados en sus derechos y trabajadores esquilmados en sus beneficios. Así también el pueblo pobre desamparado y defraudado por este régimen farsante, forajido y embustero, ineficiente dilapidador y corrupto. Igualmente los botados de organismos y empresas públicas. Hoy en la calle manifiestan su calentura los trabajadores petroleros y siderúrgicos, las autoridades educativas, profesores y estudiantes, los médicos, enfermeras y otro personal sanitario, los tribunalicios y eléctricos. Asimismo quienes perdieron sus trabajos tras las confiscaciones o expropiaciones por parte del gobierno de las empresas en las cuales laboraban. Igualmente están en pie de lucha, exigiendo sus beneficios y el derecho a ganarse la vida dignamente, aquellos desplazados de los entes transferidos de la Alcaldía Mayor al engendro del Distrito Capital.
El candelero interno se atiza con las llamaradas que se desprenden del crispamiento, una vez más, de las relaciones con el entorno y antiguos aliados: Honduras, Estados Unidos, Colombia, Perú, Chile y el evidente distanciamiento de los gobiernos de Brasil y Argentina. El desempeño -léase injerencia-financiación- del Comandante Hiperlíder Continental para la expansión de su proyecto autoritario, militarista, neocumunista e intervencionista y los supuestos vínculos de su régimen con organizaciones terroristas y otras vinculadas al narcotráfico lo han convertido en una compañía inconveniente e indeseada. De allí que esté perdiendo influencia externa y paulatinamente se debilite la gobernabilidad interna.
Hay indignación y hastío entre la gente, incluso, entre aquellos que se manifiestan afectos al "proceso". Resienten tanta coba, cinismo, anarquía, ensañamiento y abuso de poder de parte de la burguesía dominante. Ese modelo de gestión no contribuye a sofocar los males, carencias y necesidades de los venezolanos. Sobre todo de los pobres, que no han crecido, pero sí son más míseros, según reflejan las estadísticas. Además los reclamos populares tienen que ver con la pelazón que se generaliza y arraiga en todos los estratos. Y pronto habrá también manifestaciones por la falta de productos esenciales.
El llantén reciente, intenso y creciente, lo avivaron ciudadanos atropellados en sus derechos y trabajadores esquilmados en sus beneficios. Así también el pueblo pobre desamparado y defraudado por este régimen farsante, forajido y embustero, ineficiente dilapidador y corrupto. Igualmente los botados de organismos y empresas públicas. Hoy en la calle manifiestan su calentura los trabajadores petroleros y siderúrgicos, las autoridades educativas, profesores y estudiantes, los médicos, enfermeras y otro personal sanitario, los tribunalicios y eléctricos. Asimismo quienes perdieron sus trabajos tras las confiscaciones o expropiaciones por parte del gobierno de las empresas en las cuales laboraban. Igualmente están en pie de lucha, exigiendo sus beneficios y el derecho a ganarse la vida dignamente, aquellos desplazados de los entes transferidos de la Alcaldía Mayor al engendro del Distrito Capital.
El candelero interno se atiza con las llamaradas que se desprenden del crispamiento, una vez más, de las relaciones con el entorno y antiguos aliados: Honduras, Estados Unidos, Colombia, Perú, Chile y el evidente distanciamiento de los gobiernos de Brasil y Argentina. El desempeño -léase injerencia-financiación- del Comandante Hiperlíder Continental para la expansión de su proyecto autoritario, militarista, neocumunista e intervencionista y los supuestos vínculos de su régimen con organizaciones terroristas y otras vinculadas al narcotráfico lo han convertido en una compañía inconveniente e indeseada. De allí que esté perdiendo influencia externa y paulatinamente se debilite la gobernabilidad interna.
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