Muchos están ya iniciando sus merecidas vacaciones. Para el Gobierno ha comenzado la temporada en la cual esperan poder arremeter contra los pocos espacios de libertad que aún subsisten. Ellos no toman vacaciones.
En estos últimos días han ocurrido cosas que definitivamente van a cambiar la forma de vida de quienes aquí vivimos. Algunas de esas cosas, como ser el proyecto de ley de delitos mediáticos presentado por la Fiscal General y el cierre de decenas de radioemisoras han causado mucho ruido por cuanto afectan a quienes manejan los medios y pueden hacerse sentir.
Otras acciones, como la inusualmente rápida sanción de la nueva LOPE (Ley Orgánica de Procesos Electorales) lograda con nocturnidad y sin discusión alguna, apenas si reciben discusión y crítica en muy acotados espacios puesto que el público en general ni está interesado en el tema ni cree que tales asuntos puedan afectarle. ¡Craso error!
La gente común cree que lo único que le afecta es el aumento del precio del pasaje del autobús o del kilo de arroz. Pocos -incluyendo la clase media ilustrada- han caído en la cuenta de que el nuevo instrumento legal ordenado por el Comandante y sumisamente sancionado por la Asamblea Nacional le quitará a la muy probable mayoría opositora del 2010 la posibilidad de obtener en las venideras elecciones parlamentarias una representación proporcional a su fuerza.
A través de leguleyismos subalternos envueltos en engañosas cláusulas y cantinfléricas declaraciones se ha pretendido -y casi logrado- desfigurar el principio constitucional de la representación proporcional sustituyéndolo por medio de caprichosos rediseños de circunscripciones electorales, las morochas , la distorsión del voto y otras técnicas.
Ya verá usted amigo lector como con estos artilugios Chacao, Baruta, El Hatillo, Zulia, Carabobo, El Recreo y otros bastiones del "escualidismo" elegirán representantes adheridos al pensamiento oficial con lo cual los actuales excesos, y los que vendrán, quedarán legalmente convalidados por leyes complacientes y magistrados sumisos.
A lo anterior súmele el silenciamiento selectivo de radios y televisoras cuyos permisos puedan ofrecer un átomo de excusa y encima de ello añádale el efecto disuasivo que seguramente producirá la ley de delitos mediáticos (cuando se apruebe) para tener el cuadro de lo que nos espera. Si quiere un anticipo mire a Cuba y saque sus conclusiones.
Parece mentira que en pleno siglo XXI, los militantes de la izquierda comunista trasnochada de finales del siglo XX, quienes fueron las víctimas de las brutales dictaduras militares que asolaron el continente bajo el manto de la "Doctrina de la Seguridad Nacional", ahora en el poder acudan a ella para silenciar a sus oponentes.
Quien esto escribe espera poder seguir haciéndolo. Tenemos un compromiso existencial con esta Venezuela que nos acogió en la menguada hora cuando nuestra Argentina natal transitaba por horas oscuras. ¡Qué lástima que al final del viaje tengamos que ser otra vez testigos -y a lo mejor víctimas- de los mismos errores que detectamos y denunciamos al principio de nuestra cruzada!
En estos últimos días han ocurrido cosas que definitivamente van a cambiar la forma de vida de quienes aquí vivimos. Algunas de esas cosas, como ser el proyecto de ley de delitos mediáticos presentado por la Fiscal General y el cierre de decenas de radioemisoras han causado mucho ruido por cuanto afectan a quienes manejan los medios y pueden hacerse sentir.
Otras acciones, como la inusualmente rápida sanción de la nueva LOPE (Ley Orgánica de Procesos Electorales) lograda con nocturnidad y sin discusión alguna, apenas si reciben discusión y crítica en muy acotados espacios puesto que el público en general ni está interesado en el tema ni cree que tales asuntos puedan afectarle. ¡Craso error!
La gente común cree que lo único que le afecta es el aumento del precio del pasaje del autobús o del kilo de arroz. Pocos -incluyendo la clase media ilustrada- han caído en la cuenta de que el nuevo instrumento legal ordenado por el Comandante y sumisamente sancionado por la Asamblea Nacional le quitará a la muy probable mayoría opositora del 2010 la posibilidad de obtener en las venideras elecciones parlamentarias una representación proporcional a su fuerza.
A través de leguleyismos subalternos envueltos en engañosas cláusulas y cantinfléricas declaraciones se ha pretendido -y casi logrado- desfigurar el principio constitucional de la representación proporcional sustituyéndolo por medio de caprichosos rediseños de circunscripciones electorales, las morochas , la distorsión del voto y otras técnicas.
Ya verá usted amigo lector como con estos artilugios Chacao, Baruta, El Hatillo, Zulia, Carabobo, El Recreo y otros bastiones del "escualidismo" elegirán representantes adheridos al pensamiento oficial con lo cual los actuales excesos, y los que vendrán, quedarán legalmente convalidados por leyes complacientes y magistrados sumisos.
A lo anterior súmele el silenciamiento selectivo de radios y televisoras cuyos permisos puedan ofrecer un átomo de excusa y encima de ello añádale el efecto disuasivo que seguramente producirá la ley de delitos mediáticos (cuando se apruebe) para tener el cuadro de lo que nos espera. Si quiere un anticipo mire a Cuba y saque sus conclusiones.
Parece mentira que en pleno siglo XXI, los militantes de la izquierda comunista trasnochada de finales del siglo XX, quienes fueron las víctimas de las brutales dictaduras militares que asolaron el continente bajo el manto de la "Doctrina de la Seguridad Nacional", ahora en el poder acudan a ella para silenciar a sus oponentes.
Quien esto escribe espera poder seguir haciéndolo. Tenemos un compromiso existencial con esta Venezuela que nos acogió en la menguada hora cuando nuestra Argentina natal transitaba por horas oscuras. ¡Qué lástima que al final del viaje tengamos que ser otra vez testigos -y a lo mejor víctimas- de los mismos errores que detectamos y denunciamos al principio de nuestra cruzada!
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