30 mayo 2010

Esto no aguanta...

Las edulcoradas cifras del BCV ya no pueden ocultar la debacle económica y social causada por los delirios del empecinado comandante en jefe: el PIB se contrajo en el primer trimestre en un 5,8% (aunque los cálculos de los expertos aseguran que fue del 7,3%). Casi dos meses tardó el BCV en maquillar "sus" cifras para que la reacción del responsable del naufragio no fuera tan virulenta en pleno año electoral. Si los precios del crudo promedian $ 71 el barril (85% por encima de como estaban hace un año) ¿cómo entender que la economía en la Venezuela petrolera vaya en picada, no haya inversiones, el Gobierno acumule enormes deudas, la producción de alimentos caiga hasta extremos de catástrofe y el desabastecimiento se incremente en medio de la rapiña que decomisa los alimentos producidos por las empresas privadas para llevarlos a los mercados oficiales? El comandante y sus focas mienten al decir que la crisis económica es culpa de los especuladores, de la usura de la banca y de las casas de bolsa (olvidan decir que eran de sus boliburgueses).

Las benévolas cifras del BCV demuestran que el consumo descendió un 5,9% (descenso que crece en los sectores más pobres, a cuyos hijos no les llega la alimentación en las escuelas). La inversión que este año aumentó en Brasil, Chile, México y Colombia (países que recibirán $ 190.400 millones) se desplomó en Venezuela un 28%, al igual que cayeron sectores otrora tan empleadores como la manufactura (-9,9%), comercio (-11,6%), la construcción (-7,8%) y la actividad petrolera (-5%). El derrumbe de la agricultura debió ser tan enorme por culpa de las invasiones y confiscaciones del ministro Jaua y sus huestes zamoranas, que fue omitido en la lista del BCV. Expertos aseguran que la caída podría superar el 25%.

Un estudio de Cedice y Liderazgo y Visión documenta el fracaso de las 762 "expropiaciones" (confiscaciones sin pago alguno a sus dueños) ejecutadas entre 2005 y 2009, 72% de las cuales fueron contra la propiedad agrícola, es decir, 550 fincas productivas pasaron a manos oficiales con el falso cuento de no tener la cadena titulativa y hoy están improductivas. No hay una sola siembra exitosa. En febrero cultivaron caraotas, cuyo costo de producción ascendió a Bs 968 por kilo. En solo cinco años las violaciones a la propiedad privada aumentaron 1.026%.

Según las encuestas, la mayoría cree que la escasez de alimentos y la inflación no son consecuencia de la especulación y del acaparamiento, sino de la política agroalimentaria oficial que aniquila la producción nacional y obliga a importaciones masivas que, como de carne, café, arroz, maíz y otros, antes nos abastecíamos. La reserva de alimentos ha empeorado gravemente a causa de los asaltos oficiales a los depósitos de grandes productoras y distribuidoras como Polar, Friosa, la confiscación de Monaca y la merma de las importaciones, incluidas las oficiales. Chávez va contracorriente porque ochenta de cada 100 encuestados rechazan las confiscaciones y cifra similar apoya a La Polar, defendida con uñas y dientes por sus 30 mil trabajadores.

Si hasta ahora la escasez y la inflación nos han parecido insoportables, esperemos los días por venir, en los cuales las carencias podrían ser masivas, pues Cadivi no ha otorgado las divisas que la agroindustria necesita y el Gobierno ha disminuido sus importaciones (vean los estantes pelados de los "Bicentenario", antes Éxito)

Con un PIB petrolero en declive aumenta, sin embargo, la dependencia fiscal de los ingresos petroleros. La AIE y la OPEP registran que Pdvsa apenas produce hoy dos millones setenta mil bpd. (La Refinería El Palito tiene gasolina solo para 15 días). ¡Y todavía el delirante Chávez dice que está sembrando el petróleo! En el primer trimestre Pdvsa entregó solo el 42% de los dólares que obtuvo. De $ 15.600 millones recibidos por exportaciones petroleras, Pdvsa solo entregó al BCV $ 6.677 millones. Los demás no se sabe dónde están.

La represión brutal como la sufrida por las jefas de los sindicatos de enfermeras y camareras de la Maternidad Concepción Palacios, exacerban el rechazo colectivo. Engaños como el del anexo de la misma maternidad, se descubren gracias al hartazgo popular, cansado de tantas mentiras y atropellos. Crece el desempleo y la inflación, mientras la criminalidad aumenta y los 40 mil casos de dengue en todo el país hablan de lo poco que le importa al comandante la salud del pueblo.

Esto no aguanta: el submarino de Giordani se hundió y con él arrastra al inquilino de Miraflores y las listas parlamentarias rojitas a cuyos integrantes tantas veces llamó públicamente Chávez ineptos y culpables del fracaso de su gobierno.


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