El 29 de marzo Morgan Stanley publicó un reporte en el que pronosticó que el país enfrentaría déficit de divisas y señalaba la cercanía de un punto de inflexión donde la riqueza petrolera ya no será suficiente para ocultar las distorsiones macroeconómicas: la predicción comienza a cumplirse.
Aunque el barril venezolano promedia 71 dólares en lo que va de año, las reservas internacionales registran una caída de 22,5% y las divisas ya no alcanzan para desembolsar lo aprobado por Cadivi, alimentar al Fonden y satisfacer la demanda del mercado paralelo donde el billete verde se ha disparado impulsando la inflación.
Analistas explican que la demanda en el paralelo crece en un entorno donde las empresas buscan protegerse de las expropiaciones, las tasas de interés no preservan la capacidad de compra del dinero y los importadores, cada vez más numerosos ante la caída de la producción nacional, reciben menos divisas en Cadivi.
Para encarar la crisis el Gobierno ha extendido los controles. El directorio del Banco Central decidirá el precio del dólar en el mercado paralelo, registrará a cada comprador y administrará la oferta.
Al mismo tiempo, cuerpos policiales cierran páginas web donde se menciona el precio del dólar en el mercado paralelo y practican allanamientos.
Especialistas destacan que la estrategia del Gobierno enfrenta los efectos y no las causas del desequilibrio. Goldman Sachs indica en un informe distribuido la semana pasada que sólo incrementando la oferta de dólares o reduciendo la confrontación política, económica y social, para disminuir la demanda, es posible disminuir el tipo de cambio paralelo.
Se trata de la tercera crisis cambiaria que sacude al proyecto revolucionario. El 14 de febrero de 2002 el sistema de bandas explotó y el país sufrió una devaluación de 24% en un día; en enero de este año naufragó el anclaje del tipo de cambio a 2,15 bolívares por dólar y tras otra devaluación surgió el cambio dual de 2,6 y 4,30.
Analistas explican que estos dos episodios, al igual que el actual, tienen en común que la falta de confianza en el curso de la economía dispara la demanda de dólares y hace insostenible el tipo de cambio.
A esto se añade una política fiscal que inyecta bolívares en grandes cantidades a través del gasto público, ingrediente que este año, en que se decide la suerte de la Asamblea Nacional, no debería faltar.
Especuladores temblad
La escalada del dólar en el mercado paralelo, junto al declive de la oferta por la caída de la inversión privada, el desestímulo que crea el control de precios y los problemas de las empresas para obtener divisas al tipo de cambio oficial han catapultado la inflación.
Sólo en abril el costo de los productos agrícolas se elevó 28% y en cuatro meses la inflación acumula un salto de 11,3%.
Hugo Chávez ha denunciado que existe "una conspiración económica para generar más inflación, para generar desabastecimiento y malestar en el pueblo", y se declara en guerra contra "los especuladores".
José Manuel Puente, profesor del IESA, indica que "si el Gobierno piensa que el fondo del problema es la especulación parte de un diagnóstico equivocado que no le permitirá corregir la inflación".
En 2007 el Gobierno lanzó un "plan antiinflacionario" que incluyó rebaja del IVA, la reforma monetaria y una ley contra el acaparamiento y subsidios a productores agrícolas, pero el resultado fue un total fracaso.
Las estadísticas muestran un dato interesante. En 2001, cuando Hugo Chávez aun no había adoptado la política de controles, expropiaciones y no existían mecanismos para que el BCV creara dinero, lea inflación se situó muy cerca de un dígito cerrando el año en 12,3%.
19 mayo 2010
La revolución encara tercera crisis cambiaria con más control
Víctor Salmerón
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