Hablar de no alineados en suelo polarizado, es llegar a la conclusión de que el país no está realmente partido en dos sino en tres toletes (lo cual es improbable), o reconocer que los ni-nis no existen, por lo que una gran mayoría de la población, estaría siendo anulada. Nuestra tesis es que un sistema electoral perverso y entubado, ha logrado neutralizar la vigencia de la disidencia política. Y son los encuestadores quienes han "justificado" un mito que hoy sataniza a los partidos.
Los ni-nis se identifican con indecisos, "independientes", abstencionistas o apáticos. Recientes mediciones los ubican en más de la mitad de la población. ¿Cómo explicar esto de cara a una abstención ponderada del 25 al 34% en los últimos eventos electorales?. Los ni-nis no son más que un fantasma creado por los "censores" de opinión, para labrar una matriz especulativa (banal) de la actividad política. Con ello justifican una acción de orden expectante y crítica, que exalta a los encuestadores como expertos políticos, y degrada a los políticos como torpes mercaderes de votos... haciendo de las elecciones un evento legítimo y de Chávez un político sagaz e indestructible. Quienes le adversan quedan como idiotas -sic- y sus "afectos" como excelsos conductores de propaganda y marketing político. Desde ese pedestal, los "come-datos" monopolizan los sondeos de opinión y consolidan un perfil protagónico, logrando figuración, dinero y poder. Los ni-nis son entonces una ingeniosa creación de los demoscópicos que mitifica la polarización y la hipersuperioridad (genialidad) de Chávez, para dividir y vencer. Y por cada "príncipe", siempre será necesario un Maquiavelo...
Hablar de ni-nis en medio de la inmoralidad e ineficiencia a que ha llegado el Gobierno, es validar la tesis de una sociedad enferma, corrupta, violenta y primitiva. ¡Falso! Por naturaleza el ser humano evita vivir en un estado de inmolación permanente. Lo real es que somos una sociedad acorralada por un sistema electoral que abulta el voto no-vigilado, por un gobierno que compra conciencias bajo el chantaje de la inclusión y el poder, y por una oposición que no ha podido cimentar una maquinaria de control de voto articulado, con vocería, carácter y creatividad movilizadora. Los datólogos han querido robarse el show, validando además eventos electorales desde los cuales han hecho su agosto, su septiembre y su diciembre.
El día que la oposición reclute un testigo por mesa, dejemos de lado nuestros Maquiavelos (los "Data-análisis") y nos ocupemos del vecino y no de Chávez, descubriremos que los ni-nis no eran tales, sino una minoría ¡esencialmente chavista!
Los ni-nis se identifican con indecisos, "independientes", abstencionistas o apáticos. Recientes mediciones los ubican en más de la mitad de la población. ¿Cómo explicar esto de cara a una abstención ponderada del 25 al 34% en los últimos eventos electorales?. Los ni-nis no son más que un fantasma creado por los "censores" de opinión, para labrar una matriz especulativa (banal) de la actividad política. Con ello justifican una acción de orden expectante y crítica, que exalta a los encuestadores como expertos políticos, y degrada a los políticos como torpes mercaderes de votos... haciendo de las elecciones un evento legítimo y de Chávez un político sagaz e indestructible. Quienes le adversan quedan como idiotas -sic- y sus "afectos" como excelsos conductores de propaganda y marketing político. Desde ese pedestal, los "come-datos" monopolizan los sondeos de opinión y consolidan un perfil protagónico, logrando figuración, dinero y poder. Los ni-nis son entonces una ingeniosa creación de los demoscópicos que mitifica la polarización y la hipersuperioridad (genialidad) de Chávez, para dividir y vencer. Y por cada "príncipe", siempre será necesario un Maquiavelo...
Hablar de ni-nis en medio de la inmoralidad e ineficiencia a que ha llegado el Gobierno, es validar la tesis de una sociedad enferma, corrupta, violenta y primitiva. ¡Falso! Por naturaleza el ser humano evita vivir en un estado de inmolación permanente. Lo real es que somos una sociedad acorralada por un sistema electoral que abulta el voto no-vigilado, por un gobierno que compra conciencias bajo el chantaje de la inclusión y el poder, y por una oposición que no ha podido cimentar una maquinaria de control de voto articulado, con vocería, carácter y creatividad movilizadora. Los datólogos han querido robarse el show, validando además eventos electorales desde los cuales han hecho su agosto, su septiembre y su diciembre.
El día que la oposición reclute un testigo por mesa, dejemos de lado nuestros Maquiavelos (los "Data-análisis") y nos ocupemos del vecino y no de Chávez, descubriremos que los ni-nis no eran tales, sino una minoría ¡esencialmente chavista!
Orlando Viera-Blanco
El Universal
vierablanco@cantv.net
@ovierablanco
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