Qué terrible ironía es escuchar a Hugo Chávez hablar de la cédula del buen vivir! Parece una historia sacada de las páginas más trágicas del realismo mágico latinoamericano. Lástima que no es una historia ficticia sino la triste realidad que vive Venezuela. Por si fuera poco, las declaraciones de Chávez fueron acompañadas de otros anuncios explicando que la criminalidad no ha aumentado en Venezuela y que la producción de energía eléctrica se ha incrementado considerablemente. Sólo faltaba que Chávez dijera que tampoco hay racionamiento de agua y que no hay inflación en Venezuela, aunque el país sufre un severo racionamiento de agua y la peor inflación de toda la región, a pesar de los elevados precios actuales del petróleo.
Chávez antes decía: ¡El que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que oiga! Bueno, con un poco de ojos y de oídos es evidente ver el crecimiento desmesurado de la criminalidad, que actualmente ubica a Caracas como la capital más peligrosa del mundo. Venezuela además vive una grave crisis de agua y de electricidad, aunque el país es inmensamente rico en recursos naturales como agua y diversas fuentes energéticas. Adicionalmente, la comida se pudre bajo la corrupción e ineficiencia de Pdval, que ahora llaman irónicamente Pudreval. Mientras tanto, los precios de la comida siguen aumentando más rápido que el índice general de precios al consumidor, aunque Chávez niega que haya inflación en los productos alimenticios distribuidos por el (des)gobierno.
Para rematar, ahora Chávez anuncia la creación de la cédula del buen vivir. Con un sarcasmo total, Chávez dijo que la cédula del buen vivir es un camino a la felicidad. Sólo hay que recordar que Chávez describió a Cuba como la isla del mar de la felicidad para entender esa visión distorsionada de la felicidad. Precisamente Cuba tiene mucha experiencia con los racionamientos de agua y electricidad, hasta el punto que cubanos han venido a Venezuela para asesorar en los racionamientos locales de agua y electricidad.
Ahora parece que la cédula del buen vivir va a ser la versión venezolana de la libreta de racionamiento en Cuba. La libreta de racionamiento cubana fue un sistema provisional de racionamiento que ya lleva casi medio siglo en la supuesta isla de la felicidad. Hoy los cubanos siguen con su racionamiento de agua, electricidad y comida, además de la represión a las libertades económicas y políticas individuales. Dolorosamente, Venezuela está entrando a ese sistema anacrónico y fracasado del socialismo del siglo XXI, que tampoco funcionó en el siglo XX, ni en el siglo XIX cuando Marx y otros comunistas lo propusieron.
Chávez antes decía: ¡El que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que oiga! Bueno, con un poco de ojos y de oídos es evidente ver el crecimiento desmesurado de la criminalidad, que actualmente ubica a Caracas como la capital más peligrosa del mundo. Venezuela además vive una grave crisis de agua y de electricidad, aunque el país es inmensamente rico en recursos naturales como agua y diversas fuentes energéticas. Adicionalmente, la comida se pudre bajo la corrupción e ineficiencia de Pdval, que ahora llaman irónicamente Pudreval. Mientras tanto, los precios de la comida siguen aumentando más rápido que el índice general de precios al consumidor, aunque Chávez niega que haya inflación en los productos alimenticios distribuidos por el (des)gobierno.
Para rematar, ahora Chávez anuncia la creación de la cédula del buen vivir. Con un sarcasmo total, Chávez dijo que la cédula del buen vivir es un camino a la felicidad. Sólo hay que recordar que Chávez describió a Cuba como la isla del mar de la felicidad para entender esa visión distorsionada de la felicidad. Precisamente Cuba tiene mucha experiencia con los racionamientos de agua y electricidad, hasta el punto que cubanos han venido a Venezuela para asesorar en los racionamientos locales de agua y electricidad.
Ahora parece que la cédula del buen vivir va a ser la versión venezolana de la libreta de racionamiento en Cuba. La libreta de racionamiento cubana fue un sistema provisional de racionamiento que ya lleva casi medio siglo en la supuesta isla de la felicidad. Hoy los cubanos siguen con su racionamiento de agua, electricidad y comida, además de la represión a las libertades económicas y políticas individuales. Dolorosamente, Venezuela está entrando a ese sistema anacrónico y fracasado del socialismo del siglo XXI, que tampoco funcionó en el siglo XX, ni en el siglo XIX cuando Marx y otros comunistas lo propusieron.
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