08 noviembre 2010

Y no veremos...

Son palabras gruesas. Escuchar cómo un presunto narcotraficante confiesa abiertamente que él le habría pagado a unos 15 militares y altos personeros del Gobierno y lo más importante que tendría las pruebas (videos, cuentas bancarias y otros documentos) no es algo sencillo de escuchar y que después no pase nada. Que al día siguiente esos mismos personajes señalados por el mafioso se hagan los desentendidos, o peor aún, el presenciar cómo su propio Jefe los defienda a capa y espada como hombres dignos e insignes revolucionarios es ya el paroxismo de una descomposición que no gratuitamente ubica a Venezuela como una de las naciones más corruptas del mundo, según el último informe de Transparencia Internacional. Pero el asunto va más allá porque según el presunto capo de la droga apresado en Colombia, el caso de Noriega en Panamá es menos grave que el estatus del narcotráfico y legitimación de capitales que actualmente se vive en nuestro país.

Todo suena muy feo porque de ser ciertas las historias del presunto narco estaríamos hablando no sólo de una nación invadida e infiltrada por las mafias al más alto nivel sin que eso genere la más mínima preocupación de quienes nunca han debido permitir que esa arruga se corriera, sino que con los deseos del régimen de procurar su extradición a nuestro país, pudiéramos correr el riesgo de nunca tener la certeza de si sus palabras fueron ciertas o no. Hay que estar claros: es muy difícil decir "amén" a todo lo que diga un personaje de esa calaña, no podemos dejar por sentado la veracidad de sus declaraciones, pero quien no la debe, no la teme: ¿por qué tanta insistencia en su extradición? ¿Es mucho el temor a sus palabras?

Algo huele mal en suelo patrio y con su muy posible extradición desde Colombia (por cierto se está hablando del otorgamiento de un campo de la Faja del Orinoco a Ecopetrol) y la imposibilidad de que sea juzgado por los norteamericanos, resultaría menos "peligroso" por estos lares que en su nueva profesión de cantante particular ante las audiencias que hablan inglés.

Ya pocos hechos nos sorprenden en este "aquí y ahora," muchas cosas han pasado pero al parecer más se han olvidado, por eso no sería de extrañar que cuando proceda la extradición del citado personaje nunca lleguemos al fondo de un asunto y todo quede en el limbo. Se han visto casos, demasiados para disgusto de todos. ¿Será este un enigma digno de los Expedientes Secretos X? Por lo pronto ya presentimos cuál será el discurso gubernamental: "ese mafioso fue entrenado por la CIA y la DEA para dejar mal parada la presente revolución. ¿Le suena el argumento? Lo extraditarán y veremos o quizás no: lo extraditarán y entonces casi seguro que NO VEREMOS.

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