Este artículo es fuerte, porque dice verdades que pueden herir susceptibilidades. Y estoy de acuerdo con su contenido. El Venezolano se entregó. Se bajó los pantalones y se echó vaselina... Y aunque le duela, se sigue moviendo... Es triste...
La generalizada sumisión del entorno contrasta con la profunda desilusión que denota el caudillo. Tanta genuflexión y entreguismo no basta para que las cosas de la revolución salgan a pedir de boca y el líder se sienta satisfecho. Todo lo contrario. Abunda la ineficiencia. Los resultados de la gestión oficial, salvo en lo político, son magros. Demasiada corrupción contribuye al fracaso.
La revolución no las tiene todas consigo. Pinta fuerte pero no lo es tanto. Cada vez está más "rayada". La alarma ya cunde allende las fronteras. Los rasgos totalitarios del régimen son cada vez más protuberantes. Los ataques a la democracia van increscendo. Ya no quedan instituciones (Poderes Públicos) autónomos. Están siendo agredidas las libertades civiles y los derechos democráticos. Se arriesga la paz social. Tanta concentración de poder y el delirio radical en marcha (socialismo del siglo XXI) inquietan a aliados (foráneos) que alguna vez callaron-avalaron los abusos hegemónicos porque se beneficiaban económicamente.
¿Cómo se entiende que todos, hasta algunos opositores, le digan amén al caudillo? Parlamentarios, magistrados, rectores, civiles, militares, dirigentes políticos, gremiales, etc. Hasta los que son autoridades electas se hincan. No importa lo que él proponga o exija. Desde intervenir o despojar un bien privado, confiscar una concesión de televisión, agraviar a un adversario, recriminar públicamente a un ministro o regalar en el exterior el dinero necesario para solucionar las penurias de los venezolanos. Todo depende de su monárquica voluntad. En paralelo, la dirigencia opositora está desaparecida. Sin propuestas. Algo perdió en el camino. ¿Y la gente? Está angustiada, desconcertada o flotando en el espacio sideral. ¿Paralizada por el miedo?
Incomprensible la sumisión de dirigentes (de partidos asociados) que resolvieron acatar la incorporación incondicional al partido único propuesto por el caudillo. Con ello pierden identidad, espacios y líderes locales. Igualmente la potestad de postularse por sus agrupaciones a cargos de elección popular. ¿Y qué decir de los parlamentarios? Sin chistar (más bien con agrado) transfirieron sus facultades legislativas al gran jefe para que éste haga a su conveniencia cuántas leyes juzgue necesarias para imponer un modelo político, social y económico que la gran mayoría no comparte.
El servilismo del entorno y la concentración de poder no logran hacer feliz al caudillo ni vuelven eficiente su revolución que sigue sin calar en el sentimiento popular. Los allegados genuflexos aspiran privilegios, beneficios. El soberano militante reclama plata, prerrogativas. Nadie acepta la ideología comunista empobrecedora. El uso del terror como instrumento coercitivo-disuasivo le gesta antipatías. Caldea los ánimos. Mina la confianza y el apoyo popular. ¡Ya veremos!
2 comentarios:
Las misiones sacadas a ultima hora para ganar votos en el revocatorio son el equivalente a los ladrillos y las laminas de zinc que le antes los copeyanos y adecos le regalaban a la gente en campaña para que montaran sus ranchos a cambio de votos...la ignorancia del pueblo es la misma, solo que quien mueve los hilos es otro titiritero
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