12 agosto 2010

Los payasos tomaron el circo


"Toda autoridad usurpada es Ineficaz y sus actos son nulos"

Artículo 350 Constitucional. "El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos".

Tenemos 12 años como viajando en una buseta llena de pasajeros mansos que no reclaman la aparatosa trayectoria que lleva. Va dejando una estela de peroles desprendidos de la carrocería; y de intrépidos lanzados por las ventanas al constatar las críticas ignoradas. Emula una carrera de carritos chocones, de los que usan los payasos en las pistas de los circos, donde gana el que más risa provoque.

Realmente, el paisito parece un circo. La ineptitud es el arma que da risa -por no llorar- como la pistola gigante que dispara un letrerito que reza "BUMMM". Sin embargo, ahora lo que aparece es "PUDREVALLL"-"OSCURANAAA"-"CORRUPCIÓNNN"-"NARCOGUERRILLEROSSS-"TRAICIÓNNN"-"CPIII" y sale una carreta jalada por un pony blanco con la cabeza torcida, repleta de cubanos comunistas gritando "UHHH AHHH lo encontramos primero". El auditorio explota… de carcajadas, aunque los payasos de la "FARC" equivocaron la mecha del petardo y encendieron la del C-4. Un error minúsculo para el público con franelas rojas, gorras rojas y enanismo moral.

El dueño del circo carece de escrúpulos. La lona de la carpa está rota y la lluvia moja todo. La paga es infrecuente, toda vez que el jefe se gasta los reales en parties nocturnas con babalaos de su "madre patria África" (nota: la mía es España, OK) y 2 amigotes que lo han imbecilizado totalmente; le dicen que "va bien" y, mientras, le hacen mofas a hurtadillas. El circense se acompaña de panas de ínfimo IQ y un andar que los distingue definitivamente del resto de la normalidad.

En el circo temen por la seguridad alimentaria, toda vez que al jefe le ha dado últimamente por proveerles comida que raya la perención. Es decir, reciben desayunos, almuerzos, meriendas y cenas a los que les revolotean moscas y más moscas, todo lo cual los pone aprensivos… y con razón. Adicionalmente, ha habido una mengua en el rendimiento de los bolívares -los del dolor de cabeza- cuando van a la tiendita, necesitando dejar casi media quincena en pago de los alimentos de 1 día, a pesar de que un payaso mayor les dijo recientemente que "había subido la inflación y ya la empezó a bajar": ¡Yes, Louis! Por poco ni se bañan, porque el jefe los obligó al totumazo de 3 minutos. Cuando reclaman, los "tombos" de la "nazinal" -o de Pleito, el de San Francisco- les caen a planazo puro… ¡Bendita sea!

Hastiados, los payasos -y los infiltrados del jefe- se reunieron a la sombra de una mata de cadillos y juraron que derrotarían la dictadura del jefecito… por la vía democrática. Así, exhiben una memoria reducida y olvidan que el cuentito electoral es de vieja data y tiene una última versión adornada "con una negra", que dizque "iba a cobrar" pero se chorreó toda y salió esmachetada a pedir cacao. ¿O sería ceviche del Pacífico?

¡Alto!, gritó alguien del público. "Este electorerismo no me lo calo más". Y enseguida inició una huelga de más hambre. Los juramentados se carcajearon y colocaron una pancarta: "este circo está tomado electoralmente".

Epílogo: el dictador claudicará ÚNICAMENTE cuando lo enfrentemos sin miedo y con el 350 constitucional como armamento jurídico; el otro será por añadidura. Es momento de actuar en consecuencia: ¡MAÑANA SERÁ TARDE!

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