Para Gorz lo característico del fenómeno fascista consistió en la identificación absoluta del pueblo con un jefe todopoderoso, circunstancia por la cual ese jefe tenía todo el poder de representación de cualquiera y de todos los individuos a la vez. El jefe supremo lo era por la idolatría inculcada por él mismo en las masas. "Führer, manda, te obedecemos" exclamaba el pueblo alemán, pues "en la obediencia encontramos nuestra humanidad y nuestra grandeza".
El poder pasó de ser institucional a personal en la persona única del líder. "El poder, todo el poder, es él". Y a ese poder personal tenía que adecuarse el Estado. Por tanto el Estado democrático y plural preexistente tenía que ser desmantelado, "El nuevo Estado será una pirámide de poderes personales animados por una única y misma voluntad, la de nuestro jefe". Los funcionarios seleccionados de la nueva burocracia no tenían porqué tener alguna capacidad adquirida para desempeñar cualquier cargo, "se hará según criterios de lealtad y de fiabilidad: la demagogia en el conformismo y la adulación servil ante el jefe adorado".
Fue necesario que el funcionamiento del Estado reprodujera el de la estructura militar: "La máquina de poder deberá por tanto estar calcada del modelo de la máquina militar, con sus escalones, sus sucesivos controles jerárquicos y sus reglas estrictas de obediencia y disciplina".
Más allá de la destrucción del aparato público, el fascismo adelantó en la sociedad como un todo una "revolución cultural" para eliminar los valores burgueses: "propiedad, ahorro, cultura, familia, casa, vida privada, buenas maneras, caridad, tolerancia, etc., de manera que tal revolución fue "una liberación bárbara y brutal.
Según Gorz, las perversiones y defectos del Estado del capitalismo burocrático empeoran en el Estado fascista. Pero mientras en el primero es permitida la denuncia, esas perversiones no pueden ser siquiera mencionadas en un sistema totalitario porque "la propaganda oficial demostrará incansablemente que han sido suprimidas"; además, los medios de comunicación independientes han sido eliminados o intervenidos.
Sin duda que las acciones pasadas y presentes del régimen de Hugo Chávez llevan la marca del fascismo, con la diferencia de que la idolatría por el jefe radica sólo en los cómputos del CNE.
12 febrero 2007
Fascismo del siglo XXI
En 1980 el pensador marxista André Gorz publicó: Adiós al proletariado. Más allá del socialismo. Tomaremos varios pasajes de su análisis del fascismo europeo para comprender el vasto proceso de destrucción del orden social de nuestro país.
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