Y es que "en Venezuela se baila el porro, de una manera muy singular. Se dan dos pasos para adelante y un pasito para atrás". Esta conga bolivariano-socialista avanza, claro que avanza, pero no de la forma dramática e hiperbólica, sino con una suerte de "tumbao vaselínico" que en el poco a poco mantiene a la audiencia agradecida. Y allí va, cambiándolo todo pero como si nada.
La semana pasada tuvimos otra muestra coreográfica. A principios de enero el líder gritó "Nacionalizaciones, ya" y días después le reclamó a Jesse, "¿Ya tomaste la Cantv?". Nada, terror en todas partes. Pánico cambiario. En la Bolsa. En las empresas. En las esquinas. En las calles. En las casas. Proliferación de planes que abarcaban todo el abecedario. Estrategias migratorias a cualquier lugar, incluso hasta Groenlandia, "porque allí pega fresquito, pero estamos seguros". ¿Qué pasó? Sí, se "estatizó" La Electricidad de Caracas, pero el final de esa historia terminó con firmas y un gringo que no cabía en sí de la felicidad. Un buen negocio para el antiguo inversionista. Un caudillo feliz porque nuevamente se hizo "su voluntad" y todos nosotros, muy mal porque posiblemente tengamos que comprar velas en el futuro.
Por eso, ante todo lo que estamos viendo, lo mejor es tener la cabeza fría y el corazón caliente. No porque no vayan rumbo al Socialismo del siglo XXI sino porque su método de avance es mucho más perverso que la arremetida definitiva. La historia seguramente terminará con un cambio de sistema.
Pero eso sí, la gente estará agradecidísima porque al final, aunque la emprendieron contra todo y arrasaron hasta con las posibilidades de futuro, les respetaron la casa y el carro. ¿Viste? ¡Tampoco estamos tan mal, vale!... Eso sí¿ mucho socialismo, pero en el camino quedarán unos cuantos camaradas neocapitalistas con mucha plusvalía¿ La revolución bien vale el sacrificio, ¿no?
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