07 febrero 2007

Se afianza el imperio de la propaganda Chavista

¿Estará muy alejado de la realidad la visión que tienen de nosotros en el Nuevo Herald? Yo creo que no.


Se afianza el imperio de la propaganda Chavista

En una noche típica en la estación Venezolana de Televisión (VTV), el principal canal del gobierno, los televidentes pueden ver a un ministro del gabinete y a un líder comunitario que favorece al gobierno, así como a un presentador en un programa de entrevistas, tarde en la noche, lanzando pullas retóricas a la oposición. Entre un programa y otro, hay una constante lluvia de anuncios a favor del gobierno, uno de los cuales proclama que VTV es ”el canal de todos los venezolanos”.

Para muchos venezolanos, VTV, como se conoce comúnmente, es la alternativa preferida a los canales privados que consideran envenenados por intereses políticos y comerciales cuyo único propósito es derrocar al presidente Hugo Chávez. Para otros, VTV es propaganda, más cerca de la antigua Unión Soviética que de una moderna América Latina. Para todos, VTV podía ser el futuro [bajo Chávez].

Desde el 2002, el gobierno chavista ha estado ampliando continuamente su control de los medios de comunicación del país, limitando los medios privados a través de leyes más estrictas de programación y apretando los controles sobre la emisión de licencias del gobierno, y hasta negociando secretamente con los magnates de los medios de comunicación para callarlos.

Hoy, además de VTV, el gobierno dirige otros tres canales de televisión, una importante cadena de radio y cerca de 150 estaciones comunitarias, un diario nacional y más de 70 periódicos comunitarios, así como 24 sitios en la red de Internet.

De esta manera los medios privados se están reduciendo. Una reciente decisión gubernamental para no renovar las licencias de transmisión de la importante estación privada RCTV, ha provocado amplia condena en Venezuela y el extranjero. Desde la Organización de Estados Americanos (OEA) hasta Reporteros sin Fronteras, los críticos han comentado que la decisión del gobierno es un intento por silenciar a su oposición.

El presidente de RCTV, Marcel Granier, insistió el jueves en que la licencia de la estación está vigente hasta el 2022 y manifestó que el plan del gobierno para anularla este año “está violando, de una manera flagrante, no solamente la Constitución del país, sino también los acuerdos internacionales”.

Chávez ha sido duro con sus enemigos, a veces por medio de VTV, que transmite todos sus discursos y sus presentaciones públicas. El ex teniente coronel del ejército, que participó en un fallido golpe de estado en 1992, antes de ganar las elecciones presidenciales en 1998, ha llamado “Satanás” al presidente Bush y en una ocasión lanzó pullas sexistas y racistas contra la secretaria de Estado, Condoleezza Rice.

Chávez tampoco ha ocultado su desdén por RCTV. Y aunque la emisora no ha sido acusada de violar alguna ley, repetidas veces Chávez acusó a la estación de “animar a un golpe de estado”, refiriéndose a la supuesta participación de Granier, el presidente de RCTV, en un breve golpe contra el presidente en el 2002 y su abierto apoyo a una paralizante huelga nacional ese mismo año.

Granier niega las acusaciones sobre el complot del golpe. Pero RCTV y otras estaciones privadas de TV dieron amplia cobertura al suceso, luego cambiaron a muñequitos y películas cuando funcionarios militares leales y simpatizantes de Chávez retomaron dramáticamente el palacio para restaurar a Chávez al poder dos días después.

Fue precisamente ese golpe de estado lo que persuadió a Chávez de que necesitaba una voz más fuerte en los medios de comunicación, afirmó el presidente de VTV, Jesús Romero Anselmi, a The Miami Herald.

“El gobierno no sabía cómo defenderse contra lo que salía por las pantallas de televisión”, agregó Romero. ”Teníamos que hacer algo contra eso”.

Los aliados de Chávez en la Legislatura aprobaron una ley en el 2004 que apretó las restricciones en los horarios de transmisión, cuando todas las estaciones de radio y TV podían hablar sobre ciertos temas -sexo y violencia- y amenazó con clausurar las emisoras si criticaban a los funcionarios del gobierno.

La ley ha provocado una amplia autocensura de los medios que anteriormente habían sido críticos. El ejemplo más flagrante ha sido Venevisión. Con la ayuda del ex presidente Jimmy Carter, Chávez se reunió en secreto con Gustavo Cisneros, el dueño de Venevisión, y en la reunión acordaron ponerle fin a su pugna porque, como lo expresó el ministro de comunicaciones William Lara, “Cisneros comprendió que lo suyo eran los negocios y no la política”.

Ahora Venevisión se conoce popularmente como el “Canal Disney” por evitar las controversias en sus programas de noticias y exhibir dibujos animados durante gran parte de sus horas de transmisión. “Venevisión está de rodillas”, indicó Teodoro Petkoff, el editor del periódico TalCual y detractor del régimen de Chávez.

Al mismo tiempo, el gobierno invirtió cerca de $40 millones en VTV, modernizando los equipos, comprando vehículos y satélites, y doblando el número del personal. La estación compensa lo que le falta en sofisticación con un enfoque dogmático que les imparte energía a sus seguidores recordándoles constantemente que los medios de información y los políticos de la oposición, además del gobierno de Bush, están prestos a atacar si ellos se quedan desprevenidos.

El programa más extremo de VTV es un programa de mesa redonda llamado “La Hojilla”, en el que el presentador Mario Silva ataca tanto a los políticos como a los periodistas de la oposición con una crudeza frecuentemente vulgar, parecida a la del propio Chávez. En un programa, Silva arremetió contra un reportero que recientemente perdió un hijo por un tumor cerebral, refiriéndose veladamente al hijo.

Silva no oculta su postura chavista y “revolucionaria”. Se pone camisetas con la imagen de Chávez, gorras del Che Guevara, y tiene una enorme foto de Fidel Castro detrás de su puesto.

También es objeto de una investigación por parte del Consejo Nacional Electoral por haber violado leyes que controlan la cantidad de propaganda chavista que él podía transmitir en su programa durante la campaña presidencial del año pasado.

Romero, el presidente de VTV, alega que comprende que “La Hojilla” sobrepasa los límites, pero también ataca a los medios privados por lo que él llama “venenosos” y “racistas” ataques contra Chávez y sus partidarios. Defiende su programación y añade que el lema de la estación “el canal para todos los venezolanos” no es simple retórica.

La VTV es sólo una de las estaciones que se ha convertido en parte del imperio de comunicaciones de Chávez. El gobierno ha invertido millones de dólares más en la creación y desarrollo de Telesur, una estación de noticias de 24 horas, cuya base está en el piso superior de VTV y recibe pequeñas cantidades de financiamiento de Argentina, Uruguay, Cuba y Bolivia.

También ha establecido la ANTV para reportar sobre las acciones de la legislatura controlada por Chávez, y ViveTV, una estación más orientada a la juventud.

El gobierno también ha dicho que asumirá el control del Canal 2, el cual está controlado por RCTV hasta que se le venza la licencia el 28 de mayo. Lara, el ministro de comunicaciones, le manifestó a The Miami Herald en una conversación telefónica, que no va a ser un duplicado de VTV y que será independiente, algo que los detractores del gobierno hallan difícil de creer.

“Este es el primer gobierno que entiende la importancia de los medios de comunicación, y los está usando como instrumento de adoctrinamiento”, apunta el profesor Antonio Pasquali, observador de los medios de transmisión en Venezuela desde hace cuatro décadas. “Y la intención fundamental es eliminar toda voz de disenso”, indicó.

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