18 marzo 2007

Criminalizar la disidencia

A medida que los problemas sociales se acumulan explosivamente en nuestro país, Chávez exacerba su histrionismo escatológico con el fin de convencernos de que el "imperio" es el responsable de nuestros males, mientras sus poderes públicos andan buscando culpables entre la cada vez más debilitada disidencia política. Ni una sola palabra oficial sobre el estallido del crimen que siembra el terror en barriadas y urbanizaciones, en tanto el jefe único está ocupadísimo en insultar a Bush en cadena nacional llamándole "hijo de ¿" y grita en horario infantil que le "metió medio chuzo", mientras sus correligionarios intentan salvar el insalvable partido único (¿Con qué autoridad moral Conatel puede aplicar la Ley Resorte a los medios privados?).

Tan indecentes labores gubernamentales incluyen que el G-2 emprenda en Venezuela la reedición de las acciones represivas que en Cuba acabaron con la disidencia por vía del exterminio o de la cárcel. Lo que importa no es reducir los 16 mil homicidios ocurridos en 2006 (de los cuales el 92% han quedado impunes) sino en imputar cargos imaginarios al eficacísimo alcalde de Chacao o al gobernador Manuel Rosales, para cuyo propósito se apresta raudo el más obsecuente y oficialista fiscal que hayamos tenido en la historia republicana. Así, mientras el pueblo desprotegido es víctima del crimen desatado, más de 20 DIM y GN allanaron el jueves la sede del Comando de la Resistencia y se llevaron los CPU de sus computadoras. ¿Por qué no se exhibe "eficacia" similar para devolver al Estado las armas de guerra que están en manos de Tupamaros, Carapaicas y similares (entregadas irresponsablemente por funcionarios del gobierno) ahora que algunos de ellos han anunciado que se integrarán al "partido único"?

Chávez no soporta la más leve réplica, de ahí que ya se observen rasgos de persecución contra Podemos (y en menor medida contra el PPT), solo por haber sugerido la rutina democrática de discutir las decisiones políticas que afectan la vida e independencia de los partidos. Los temores expresados por Ismael García apuntan hacia un posible ataque del régimen contra los gobernadores (sobre todo de Didalco, el verdadero portaaviones de Chávez en Aragua durante muchos años) cuyas cabezas penden de un CNE y de unas normas electorales controlados por Chávez.

Los regímenes totalitarios suelen incriminar a los disidentes políticos de delitos comunes "fabricados" por el aparato de los poderes públicos que controlan y eso está haciendo el gobierno de Chávez. Así lo demuestran los casos de los comisarios Simonovis, Forero y Vivas, del presidente de la CTV, Carlos Ortega, y, más recientemente, el de Nixon Moreno, quien después de un feroz acoso policial se vio en la necesidad de pedir asilo político en la Nunciatura Apostólica. Para impedir el seguro triunfo de Nixon a la presidencia de la FCU de la ULA, el régimen suspendió las elecciones a través de la decisión obscenamente política de la Sala Electoral del TSJ. Las protestas ante tal atropello fueron masivas y se extendieron a todo el país, así que había que frenar el avance del liderazgo del joven Moreno y lo hicieron a través del montaje de un supuesto intento de violación a una mujer policía a quien el régimen convirtió en heroína. La orden de detención fue instantánea y a Nixon no le quedó otro camino que pasar a la clandestinidad. La comisión nombrada por la AN para investigar el caso, presidida por el diputado Obdulio Camacho, concluyó que "tales actos lascivos no tuvieron lugar". Se comprobó también que a la hora en la cual habían supuestamente ocurrido los "hechos lascivos" Nixon era atendido en un dispensario de Mérida de las heridas causadas por unos perdigonazos recibidos en su cara durante los disturbios, tal como testificaron las autoridades de la ULA. A pesar de la comprobada falsedad de las acusaciones, los medios oficiales siguen difundiendo la versión dirigida a criminalizar la disidencia del dirigente estudiantil presentándolo como un delincuente sexual. También el diario oficialista Vea intenta amedrentar a la Iglesia al publicar en su primera página del 15-03-07 el siguiente titular: "Nuncio Apostólico protege a delincuente".

Mientras Chávez persigue a sus adversarios políticos y regala $ 5 mil millones a sus "panas" latinoamericanos en su gira anti-Bush, la prensa informa que "en un día cuatro motorizados fueron asesinados en Caracas", los transportistas gritan que el gobierno los abandonó y muchas madres humildes lloran desgarradoramente el asesinato de sus hijos a la par que enrostran a Chávez su falta de amor por el pueblo. Y ahí está la verdadera disidencia: a la que no podrá incriminar porque no tiene jueces, ni cárceles suficientes. Ahí está el volcán cuya lava arrastrará tanta corrupción y desidia.

Marta Colomina

El Universal

mcolomina@unionradio.com.ve

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