27 abril 2007

La oposición camino de Guanajuato

Para quienes piensan que la oposición venezolana no encuentra un rumbo claro, vayan sabiendo que sí lo tienen: están camino de Guanajuato.

Esta fue la conclusión a la que arribaron dos notables miembros del Club de Mafaldos, periodistas jóvenes e irreverentes (como deberían ser los periodistas a cualquier edad).

Se fueron a tomar tequilas y a analizar la información de que el ex presidente mexicano Vicente Fox será el anfitrión, en su rancho campestre, de una reunión de líderes derechistas y liberales de Venezuela y otras latitudes, para montar una estrategia que enfrente la amenaza del populismo en América Latina, es decir, contra Chávez.

La vida -reflexionaron los mafaldos con los primeros tragos- es como una ranchera y quiso por tanto el destino que fuera en el mes del cincuentenario de la muerte de Pedro Infante cuando la derechona criolla se empatara en una de mariachis y sombrerotes y aceptara cantar allá en el Rancho Grande, no precisamente con Tito Guízar.

La Mafalda acotó un detalle curioso: que hayan sido mozos de Primero Justicia los encargados de promover este encuentro en territorio de meros machos. "Es que vienen de allá, de un mundo raro, diría José Alfredo Jiménez, si los viera a caballo, paseando por el predio foxista", especuló.

Para no quedarse atrás en malicia, el Mafaldo destacó que al cónclave de Guanajuato acudirá también Luis Ignacio Planas, el secretario general de Copei, ese partido que va camino a la locura y, junto a su pareja Acción Democrática, anda todo alborotado por volver.

Los mafaldos comenzaron a preguntarse el porqué de algunas ausencias. Por ejemplo, es una lástima que no hayan convidado al socialcristianísimo Oswaldo Álvarez Paz, porque éste bien podría amenizar el encuentro con otro clásico de José Alfredo, aquel que dice: "Tómate esta botella conmigo, y en el último trago nos vamos". Festejaron mucho la ocurrencia por solidaridad etílica, pues ya estaban saratacos.

Tampoco les pareció comprensible la ausencia de Pedro Carmona Estanga, porque todos los demás invitados saben a ciencia cierta que les falló y, por tanto, se han pasado cinco años echándole a él la culpa de lo que pasa.

Casi al borde de la borrachera, reclamaron la falta de Carlos Ortega, perfecto intérprete de El preso número 9, el que no se arrepiente ni le da miedo la eternidad.

Como todo ebrio que se respete, los dos mafaldos terminaron cantando El rey. Pero antes reclamaron también la incomprensible ausencia de Manuel Rosales. "Le hubiese servido una vuelta por Guanajuato -dijo la Mafalda- porque a ese señor se le nota que ante el mundo está riendo pero dentro de su pecho tiene el corazón sufriendo".



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