El primer paso que dio para el control de las Fuerzas Armadas fue el reemplazo, casi de inmediato, de los mandos más sensitivos de aquellos oficiales que la logia bolivariana conocía que no pensaban como ellos. Se les envió de una manera ignominiosa sin cargo a su casa. De todas maneras, no era posible avanzar de manera muy rápida sin que ocurriera una reacción. Por esa razón se aprobó la constitución bolivariana con un articulado institucional sobre las fuerzas Armadas. Era necesario avanzar en el control interno. De allí surgió la provocación del 11 de abril de 2002. Ese día se esperaba una reacción militar fácil de controlar a objeto de poder ampliar la purga interna. Los hechos se le fueron de las manos a Hugo Chávez. Nunca pensó que la manifestación popular iba a tener tal fuerza, ni que la reacción iba a ser tan generalizada entre el personal militar. Lamentablemente, los errores políticos que se cometieron durante la crisis política que generó la renuncia de Hugo Chávez, permitió que una minoría activa dentro de las Fuerzas Armadas reaccionara respaldada por sectores populares chavistas.
A partir de ese momento, el proceso de control interno ha sido cada día mayor, pero aún existen pequeños restos de profesionalismo e institucionalidad en las Fuerzas Armadas. El plan es lograr, que a través de la reforma constitucional, modificar los artículos que garantizaban el apoliticismo de las Fuerzas Armadas orientándolos de manera tal que se pueda ampliar sin problemas el proceso de ideologización que ha venido ocurriendo en las Fuerzas Armadas. Esta percepción la tengo desde hace algún tiempo y surge como consecuencia de observar la curiosa reincorporación de un grupo de oficiales de mucha antigüedad que, sin ninguna justificación, ocupan altos cargos en esa curiosa organización que han llamado la Reserva Nacional e intervienen activamente en la política interna del partido de gobierno. Un caso verdaderamente curioso es la actuación del general Alberto Müller Rojas, quien se desempeña como jefe del Estado Mayor Presidencial y al mismo tiempo miembro de la Comisión Asesora del Partido Socialista Unificado de Venezuela.
Se supone que el general Müller es un oficial activo de las Fuerzas Armadas, que desempeña un alto cargo en la organización militar. Pues, sin ningún desparpajo declara cosas así: "No queremos el establecimiento de elites que dominen el movimiento. Los promotores van a estimular el debate sobre el partido entre las bases sociales y se encargarán de la inscripción de militantes". Realmente impresionante. El general Raúl Baduel ha mantenido en repetidas oportunidades su apego a la Constitución Nacional. Creo que el general Baduel debería darle una explicación a la opinión pública, más cuando al mismo tiempo que el general Müller incumple, de manera flagrante, sus deberes militares el contralmirante Santiago Usón Ramírez, hermano del general Francisco Usón detenido injustamente por el régimen, es dado de baja por una supuesta recolección de firmas para el referendo presidencial. Lo que es igual no es trampa.
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