El mes de abril trajo para Estados Unidos una noticia que levantó muchas criticas y preocupaciones, y es que en total perecieron 100 soldados norteamericanos en Irak. Este elevado número de bajas trajo una gran cantidad de debates, porque a pesar de estar en guerra en ese país, representa una cifra bien importante. Sin embargo, muy lejos de todo eso, en nuestro país y en ese mismo mes tuvimos según informaciones oficiales (aun cuando fuentes periodísticas hablan de más de 250 muertes violentas en abril), un total de 169 muertes violentas, cifra que indica que en Venezuela mueren más de 2 personas diarias que las bajas que tiene el Ejército norteamericano en Irak.
La actual situación que viven los venezolanos es bien alarmante, cada día los niveles de delincuencia siguen en vertiginoso aumento y el desorden y la anarquía siguen ganando terreno. Y lo más preocupante de todo es que esto ocurre en medio de una bonanza petrolera y varios años seguidos de elevado crecimiento económico, circunstancias que en condiciones normales traerían un retroceso de la delincuencia por la creación de empleos y la mejora del nivel del ciudadano promedio, sin embargo pareciera o que la teoría está muy lejos de la práctica en este caso, o que simplemente el crecimiento económico venezolano no está llegando a todos los niveles.
Una delincuencia sin control supone costos adicionales para los agentes económicos debido al pago de seguridad privada, o sistemas de seguridad, reposición de inventarios o activos por robos. También puede traer diferimientos en los planes de inversión o inicio de proyectos ante el temor de secuestros al personal, robos o asesinatos. Para todos es bien conocido que la inseguridad atenta contra el nivel de vida de los ciudadanos, por lo cual no es casualidad que varias encuestas lo colocan como el principal problema que enfrentan los venezolanos diariamente, por encima del desempleo y los conflictos políticos.
Irónicamente pareciera que la delincuencia en Venezuela sí entiende perfectamente lo que es el socialismo, ya que ataca a todos por igual, sin distinción de clase social o política, raza, credo o profesión. Ante tal situación, Venezuela necesita urgentemente de un combate efectivo a la delincuencia, que no se enfoque solamente en el castigo sino en estudiar y tratar de cambiar las causas sociales que la originan, recordando que los problemas deben atacarse por sus causas para poder solventarlos de la mejor manera. Es bastante difícil para la población que les hablen de nuevos sistemas políticos y que aprendan a odiar a Imperios, cuando en cualquier momento un compatriota los puede matar al frente de su casa para robarles un par de zapatos.
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