A partir del 3 de diciembre y sobre la idea de un "Chávez imbatible" la agenda ideológica del Gobierno ha ido ocupando mayores espacios, no sólo en el ámbito público, sino los privados y hasta los íntimos.
En la medida en que esa imposición se hace más arbitraria, la aceptación hacia el Gobierno y la figura de Chávez, comienza a despertar dudas en la calle, en las filas uniformadas, en instituciones policiales y hasta entre la militancia del mismo "proceso".
Las recientes encuestas de opinión de Hinterlaces y los estudios cualitativos entre los seguidores del Presidente, revelan que la idea de "patria, socialismo o muerte" no está en sintonía con los verdaderos problemas que sufre la población.
Más de 80% considera arbitraria la medida de cierre de RCTV al tiempo que no entiende por qué el Gobierno se ocupa más de comprar empresas, crear el partido único, gastar grandes sumas de dinero en otros países, en lugar de atender los problemas urgentes que sufren los venezolanos. La gente quiere seguridad, empleo estable, mejorar económicamente mediante su propio esfuerzo y no entiende de propiedad colectiva ni de controles.
Hinterlaces atribuye una aceptación de sólo 40% a la gestión gubernamental, lo que deja un potencial de votantes de 60% que rechaza o que al menos no apoya las intenciones del actual Gobierno.
A principios de 1997, se publicaron encuestas que mostraban una desaprobación de 60% de la gestión de Rafael Caldera. Eso causó alarma entre su entorno político y motivó un encuentro con factores opositores en función de mantener la gobernabilidad. La diferencia es que en aquella época había un movimiento en gestación que se proponía capitalizar ese descontento, acompañado de una crisis irreversible de los dos grandes partidos y de los propios valores democráticos.
A diferencia, en la Venezuela de Hugo Chávez, no ha nacido el movimiento opositor que organice y ofrezca un camino viable para los sectores que comienzan a manifestar el descontento.
Para sobrevivir en medio de un amplio rechazo de la población que podría comenzar a manifestarse en los próximos meses, el Gobierno ya no sólo requiere del control férreo de los poderes públicos, de la AN, de los militares, de los tribunales o las empresas privadas. En este punto, la ideología juega un papel fundamental. De allí que el partido único, instituciones politizadas, la educación al servicio de la revolución e incluso la idea de la creación de un supuesto "hombre nuevo" que no fuma, que no toma o que incluso se viste de manera uniformada, aunque parezca descabellado, es algo que podríamos verlo como "normal" en la vida de la Venezuela de Chávez.
El Universal
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