Chávez celebró el aniversario de Marx, diciendo que no había que tenerle miedo. Que se nos había enseñado que el marxismo era el diablo, pero que el verdadero mandinga eran Bush y el capitalismo.
Para hablar de Marx es preciso haber leído El Capital, excepcional análisis de la sociedad que es la base de su pensamiento. El problema con El Capital es el mismo que con El Quijote: todo el mundo se siente con derecho a invocarlos, pero muy pocos los han leído. De allí el ridículo de tantos que sólo repiten "en algún lugar de la Mancha¿." (otro que no se lo leyó, piensa uno). Y ello tiene una explicación muy sencilla: El Quijote y El Capital son muy largos, y éste es además muy denso.
Leer los tres tomos de El Capital permite percatarse, por ejemplo, de que el autor más citado es Adam Smith, la mayor parte de las veces para mostrarse de acuerdo. Su gran lección es que el capitalismo no es el sistema económico natural de la humanidad, pues comenzó en el siglo XVIII y en Inglaterra. Tampoco hay que ser socialista, ni del XX ni del XXI, para darle la razón cuando afirma que el núcleo del capitalismo es la existencia de inmensas masas que sólo poseen su fuerza de trabajo y la venden por un salario: los proletarios. Ni hay que ser de extrema derecha para conceder que ese panorama ha cambiado profundamente gracias a la acción de los sindicatos y los gobiernos, como Marx también vio posible las leyes de protección a los obreros que el Parlamento inglés dictó mientras escribía El Capital.
El debate sobre las fuerzas fundamentales de la sociedad, la economía, los pobres y los ricos, durará lo que la historia y Marx será siempre un referente, ojalá no un profeta. Lo que es inadmisible es juzgar favorablemente a los regímenes autodenominados marxistas en comparación con los demás. Como dijo Cristo, tan invocado por Chávez: "por sus frutos los conoceréis". Stalin asesinó a veinte millones de rusos; Mao a diez millones de chinos (sin contar los veinte millones más que hizo morir de hambre con el "Gran Salto Adelante", uno de los "motores constituyentes" de entonces); Pol Pot liquidó a tres de los nueve millones de habitantes de Camboya. Ningún régimen moderno, quizás sólo Adolfo Hitler, se compara con esta barbarie. Mucho menos Inglaterra, Francia o Estados Unidos, que jamás han emprendido campañas sistemáticas de eliminación de sus ciudadanos.
1 comentario:
El socilismo como idealismo y utopia no cabe como reemplazo del sistema de mercado, el socialismo real llevado a cabo a partir de la Revolución Rusa no es la alternativa de ninguna manera para america Latina, escribo desde Honduras soy un ciudadano comun, nosotros no queremos a Chavez, sus intentos de violar nuestra soberania son detestables, ademas de que evidentemente este Sr. no sabe nada de historia, economia, politica, filosofia,es un farzante, un maldito dictador...
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