Refiere Depons que en la empresa de exterminio que aplicó el invasor inicial se utilizó un lema que se consideró justo y apegado a las Santas Escrituras. Para que los "naturales" pudieran alcanzar el beneficio de la sobrevivencia debían convertirse en militantes de la religión que era portadora de un cuerpo de ideas destinado a conformar un hombre de mentalidad sumisa, obediente y servil. Propicia para el desarrollo de cualquier plan de sometimiento.
Por eso se dispuso que sólo quedaría vivo quien asumiera a Cristo, Cruz y Espada: Iglesia y Estado como los portadores de los poderes que les permitirían alcanzar la presencia en una sociedad como corderos de Dios. Todo pasaba entonces por la prueba conminatoria y absolutamente condenatoria y humillante: ¡Hazte cristiano, o muere! Un dilema simplemente criminal y perverso.
En la actualidad se lanza el mismo lema. Se cambia el cristianismo por un socialismo que dice estar inspirado en la propia Biblia y en Cristo Redentor. Tal vez por esto, la carga conminatoria es la misma: ¡Hazte socialista o muere!
El dilema es igualmente asesino y propio de las más corrompidas, atrasadas y desbaratadas mentalidades. El esquema de dominación que se maneja es exactamente el mismo de hace 514 años. Es el cuerpo de ideas de aquellos invasores traído a la Venezuela de la renta petrolera.
Sólo que ahora se apela a viejos criterios que se quieren hacer pasar por novedades. Si no te hacías cristiano te liquidaba la espada que estaba hermanada con la cruz. Si no asumes hoy el socialismo te aniquilará el capitalismo salvaje e imperial que por todas partes se le ve como compinche del socialismo.
¿Cuál es en realidad la verdadera diferencia entre el capitalismo y el socialismo que hemos conocido hasta el presente? ¿Cuál socialismo creó economía-producción y mercado propios?
Hoy estamos lejos del mundo bipolar. En ese tiempo se mantenía que la humanidad dependía de dos sistemas radicalmente diferentes. Por una parte, el capitalismo explotador y, por la otra, el socialismo solidario y emancipador. Hoy no hay nada que mantenga esa creencia. El capitalismo, en medio de sus crisis, domina el planeta. Y el socialismo jamás ha podido escapar de sus leyes.
Hoy lo que existe es un poder de poderes que está incluso por encima de las estructuras capitalistas propiamente dichas. El capital financiero adquirió un espacio-expresión que le permite presentarse como una corporación por encima de las mismas naciones.
Es el poder de la globalización que, junto a su condición de potencia concentradora de los más altos capitales, dispone de mecanismos ideológicos que están más allá de los referidos dilemas.
El hombre-objeto-robot tiene el pensamiento-conciencia que le diseña el aparato global. Acción que responde a un programa teledirigido y computarizado de proyecciones escalofriantes.
Y ante una realidad de esta monta, qué significado real pueden tener estas palabras: ..."Claro que estamos ideologizando. Estamos luchando contra la ideología perversa del capitalismo con la ideología liberadora del bolivarianismo. Los textos escolares son editados por empresas privadas. Eso es ideología pura. Tenemos que editar nosotros esos textos"... (Aló, 22/07/07). La ideología de las tres raíces del siglo XIX (Bolívar, Rodríguez y Zamora), base y fundamento del socialismo del siglo XXI contra la ideología capitalista.
¿Ideología liberadora del bolivarianismo? ¿De qué habla? ¿Cuál la concepción filosófica e histórica que subyace a esa ideología? En el pasado y el presente exhibe su sándwich de marxismo, cristianismo, bolivarianismo, fidelismo-guevarismo. En un momento dado manda al ministro Carreño a que ponga en manos de los sacerdotes de la conferencia episcopal una cesta con los libros de Marx, Engels, Lenin para que sepan qué es el socialismo del siglo XXI.
Pero ahora, tras los efectos del discurso de despedida de Baduel que enfrenta su marxismo, el GP responde con sus atrasadísimos conceptos que expuso en 1998: el PSUV no tomará las banderas del marxismo-leninismo por considerar que la tesis de que la clase obrera es el motor de la historia es obsoleta (Aló, 22/07). Esto mismo lo sostiene en Habla el Comandante. (Caracas, 1998, pp.392-98).
De modo que para sustentar su socialismo del siglo XXI echará mano del bolivarianismo. Porque ese sí es un socialismo vigente e imperecedero. Un socialismo que lo convierte en una excepción como gobernante. Y ésta es, por tanto, la primera y gran potencia socialista después de la caída del muro.
Por ello no puede menos que crear un profundo malestar las declaraciones del saliente embajador japonés, en las cuales afirma: "Los japoneses somos más socialistas que el presidente Chávez porque las diferencias en la calidad de vida entre los ricos y los pobres en Japón son mucho menores que las que se ven en Venezuela. La clave no está en la ideología, sino más bien en la filosofía. Lo importante no es que un gobierno sea capitalista o socialista, sino en cómo organiza a la gente para que sea más productiva y supere la pobreza. El desafío para Venezuela es convertir la riqueza petrolera en calidad productiva" (EN, 23/07/07, p.6).
Esta declaración es absolutamente inadmisible. Nadie puede ser más socialista que Chávez y su ex país. Y nadie está autorizado a darnos lecciones respecto a nuestros métodos para superar la pobreza. Eso es inmiscuirse en nuestras cuestiones internas y por eso el canciller eleva su más airada protesta (EN, 25-07-07, p.6). Decirle a este gobierno que cumpla con el reto de convertir la renta petrolera en calidad productiva es algo que no puede tolerarse.
A Baduel, que llama a no repartir antes que producir, se le pasa porque es un venezolano que hace unas críticas dentro de su preocupación por el desarrollo del socialismo del siglo XXI.
El régimen tiene planes para ideologizar. Para embasurar, estupidizar y domesticar sobre todo a los jóvenes con los esquemas-dogmas del atraso y para hacer bueno el lema fundamental: ¡Hazte socialista o muere!
Lo que no sabemos es cómo se logrará aquí la "calidad productiva", la condición de constructores de futuro, apartado de todas las formas de morir.
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