El ex guerrillero salvadoreño Joaquín Villalobos, consultor para la resolución de conflictos internacionales y profesor de la Universidad de Oxford, perfiló esta semana en el diario El País de España ("No hay mal que por bien no venga") las enormes dificultades, muchas de ellas insalvables, que deberá enfrentar Hugo Chávez una vez conseguido el propósito de modificar la Constitución a favor de la tan ansiada presidencia vitalicia. Considera Villalobos que la reelección indefinida es un "mal benigno" de cara al futuro (&). "El modelo de asistencialismo, agitación y movilización permanente basado en culpar al enemigo de los problemas generados por la incapacidad propia, no es eterno. Luego de 10 años, el ciclo de inclusión e identidad de los nuevos electores chavistas entrará en una etapa de mayor madurez y pronto comenzarán a exigir soluciones a sus problemas concretos de empleo, inflación, inseguridad y escasez. El gobierno de activistas en rotación permanente que Chávez mantiene, no tiene ni idea de cómo resolver estos problemas. Petróleo barato, demasiados gastos, mantener a Cuba, Bolivia y Nicaragua, ciudadanos más demandantes, incapacidad para administrar y cultura del despilfarro, son un callejón sin salida; por lo tanto, el reto principal es la capacidad de la oposición para unificarse".
El insigne jesuita Luis Ugalde, rector de la UCAB, decía en El Nacional("Enemigos del gobierno") que el clamor colectivo "sube de tono a medida que las promesas se gastan y la baja de los precios petroleros acelera el malestar cotidiano". En la misma línea de Villalobos, Ugalde señala que Chávez busca enemigos fuera "cuando resulta que los tiene dentro" y cita unos cuantos: "corrupción e ineficiencia (&); adulación y servilismo (&); descalificación y exclusión (&); falta de diálogo productivo (&) y modelos fracasados e indeseables juntas externas" (Cuba, Zimbabwe, Corea del Norte e Irán). El resultado es una extendida critica internacional, como el reciente informe del Departamento de Estado con graves denuncias sobre corrupción, politización de la justicia, acoso a los medios libres, ejecuciones extrajudiciales, violaciones a los derechos de los trabajadores y virtual eliminación de los sindicatos libres. O las críticas del Parlamento Europeo a propósito del "secuestro" y expulsión del país de uno de sus miembros que nos visitaba como observador electoral.
Cuando el ministro de Finanzas afirma que la economía venezolana puede sostenerse tres años más sin sacrificios (desmentida con urgencia al siguiente día) y la más inverosímil aún, que el gobierno cuenta con unos $ 70 mil millones para paliar la crisis, las protestas laborales las desmienten. Las cuentas oficiales no cuadran y como cerca del 60% de sus electores son descritos por las encuestas como "transaccionales"; es decir, aquellos que "si no hay real, no hay voto", todo parece indicar que para Chávez está próxima la hora de la verdad. Esta semana han recrudecido las protestas en la zona del hierro ("en la CVG no hay para pagar la nómina del viernes", informa Reporte del 26F). O las protestas de los trabajadores petroleros porque no les pagan. El sindicalista Germán Cortés contaba a Unión Radio que en Lagunillas están en emergencia "porque Pdvsa le debe a las contratistas y éstas a las clínicas y éstas a las farmacias y éstas a las droguerías; esto es un caos". Los sindicatos eléctricos están anunciando una huelga nacional; los trabajadores del Metro de Caracas protestan diariamente, al igual que los médicos y personal de salud al servicio del Estado.
Si el gobierno tuviera esos $ 70 mil millones de los que habla, los funcionarios de Minfinanzas y Pdvsa no estarían viajando por el mundo tratando de conseguir desesperadamente recursos a cualquier costo (Reporte 25-02-09), ni se vería obligado a ajustar el presupuesto de 2009 ni estaría a la espera del milagro que haga subir el barril a $ 100, como decía el atorado ministro El Troudi; ni los ministros Ramírez y Rodríguez Araque estarían suplicando a la OPEP que recorte de nuevo la producción para ver si esta vez suben los precios.
La agencia Bloomberg revela que Venezuela no logró avances en la aplicación de una política económica que disminuyera la pobreza, al ocupar el último lugar entre 60 países de todo el mundo, con un vergonzoso 36,8% de tasa de miseria. "La pobreza -concluye acertadamente el ex guerrillero Villalobos- no la resolverán redentores milagrosos, sino instituciones democráticas fuertes, economías productivas, gobiernos eficientes y sociedades tolerantes". Todo lo contrario de lo emprendido por Chávez mientras dilapidaba más de $ 800 mil millones sin tomar previsiones para que, cuando llegase el temido momento de las vacas flacas, el pueblo no sufriera hambre, desempleo y desabastecimiento. Llegó la hora de la verdad y, muy pronto, la hora de pasar factura.
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