16 marzo 2009

¡Uff, me salvé!...


"Mientras que a mí no me toque" Hay gente que te lo dice así no más, con el mayor desparpajo, si un atisbo de rubor. Otros se quedan callados, pero se les ve la expresión de "guao, me salvé por ahora". Hay quienes ni siquiera se dan por enterados en un "ay no vale, no he visto, ni leído, ni escuchado, ni se nada", claro que esos pasan como desinformados o caídos de la mata, pero a fin de cuentas es una posición que los mantiene en el rango de la comodidad. Otros, un número importantísimo sí expresan: "¡caramba, esto es el colmo, hasta dónde va a llegar la situación!, pero luego viene el comodín que a todos nos cae bien de: "¡y es que nadie va a hacer algo. Se van a quedar así tranquilos. Estamos perdiendo el país!". Es que siempre queremos que el mandado no los haga el otro, como si el problema fuera ajeno. Tal vez sea miedo, indiferencia o comodidad, pero a la hora de las chiquitas el resultado es el mismo. La nada, la parálisis. Y mientras tanto, el cholazo revolucionario continúa enrumbándonos a un sistema que está cambiando extra legalmente (para lo que les importa) y nos va llevando a una mezcla de capitalismo de Estado, centralismo feroz y neo monarquía en la que el jerarca es el que dicta el destino de todos de acuerdo a su doctrina del "a mí se me ocurre que" y allí comienza la historia del temor: "¿y ahora me tocará a mí?".

El tema es que no es la Polar, una empresa que por cierto ha sembrado deporte, cultura, ciencia y calidad de vida en la sociedad venezolana, tampoco de los dueños de las tierras que han intervenido, no son las alcaldías y gobernaciones a las cuáles los chicos de la Asamblea siguiendo la orden del mandón las están dejando como verdaderos "cascarones vacíos" saltándose a la torera la voluntad popular (eso no fue lo que pasó en la carmonada?), el "problemón" no es sólo de estos entes privados o públicos. Esto va mucho más allá de una solidaridad bobalicona que se expresa en "tú viste lo que le están haciendo a fulanito o a mengano", como si la cosa no fuera con todos y cada uno de nosotros y, más aún, con nuestros hijos a los cuales el futuro les está quedando "chiquitico", "empeñado" como está, con este "raspado de olla" de las reservas en lingotes y con la venta de petróleo a futuro.

Si bien es cierto que momentos así son para que se crezcan los líderes y esperemos que así suceda, también es verdad que dirigentes sin pueblo activado y conciente no llega a ninguna parte.

No respiremos profundo y esquivemos la mirada de lo que está sucediendo. Ese "por ahora me salvé, mejor me quedo tranquilo" es un autoengaño. Para eso, mejor nos miramos en el espejo todas las mañanas y repetimos diez veces con mucho convencimiento: "aquí no está pasando nada" y listo. ¡Labor cumplida!


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