Al principio este artículo iba a tener un tono humorístico basado en las frases más locas de los últimos tiempos. Algo así como el "top five" de los disparates. Y es que hay un buen material: desde el ministro de Ciencia y Tecnología, Jesse Chacón, diciendo "que según los cálculos teóricos del gobierno en más de mil años no se produciría en Venezuela un temblor similar al de hace una semana", pasando por la cifra de inflación "cero" en alimentos y bebidas o aquello de la "obligatoriedad" del trabajo voluntario como "beneficio" para el empleado contemplado en la nueva legislación laboral, o Chávez diciendo que ya casi no se ven niños de la calle y si nos vamos unos días más atrás la jalada de mecate más descarada de la comarca con aquello de que "los dedos de Chávez son los dedos del pueblo" que expresara la nueva autoridad digital del Distrito Capital. No podrán negar que había un excelente material para pasar un buen rato y hacer toda una categorización de disparates telúricos, económicos, laborales, infantil-urbanos o mega aduladores, según sea el caso. Pero a la hora de poner las cosas en negritas y divertirnos divirtiendo se nos "torció el humor" y la sonrisa, porque en paralelo a las "pachotadas" y la "comiquita" de algunas de estas expresiones y sus protagonistas, lo cierto es que nos están echando la gran broma de nuestras vidas. Por eso no nos sale la risa, no la sentimos, esta se torna en mueca y al final la sensación es la de un profundo vértigo ante el abismo que está ante nuestros ojos.
Cada semana es peor que la otra. La radicalización acelerada es el ritmo que le ha impuesto el caudillo a un proceso que lejos de traernos prosperidad nos está condenando al desmantelamiento del aparato productivo, a la pérdida total de las libertades, al desmontaje de los beneficios contractuales, a la sumisión como mecanismo de supervivencia, a la centralización y toma absoluta del poder, al apartheid por pensar distinto y a, incluso, planificar la última fase de la ruptura de esa ventana a la realidad como es Globovisión o lo que es lo mismo quitarnos hasta el "derecho a pataleo".
Es por eso que no nos sale la sonrisa. Porque la semana que recién concluye la emprendieron contra ese canal, pero también contra el Ateneo de Caracas institución que ha promovido, desde siempre, el debate de las ideas y la posibilidad de encuentro entre quienes piensan diferente. Porque además aprobaron sin que les temblara el pulso la asfixia presupuestaria a la Alcaldía Metropolitana y porque con la Ley sobre el Control de los Hidrocarburos expropiando a las contratistas, dejan en el limbo a más de ocho mil trabajadores además de las dudas sobre los impactos en la ya baja producción...
Hoy comienza una nueva semana. La sonrisa continúa siendo la gran ausente. Pedimos excusas.
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