Cuenta Pocaterra que los presos se caían a golpes en las mazmorras gomecistas por divergencias sobre el nombre técnico de las cucarachas voladoras. Así se evadían inconscientemente del problema que los desesperaba y no podían corregir: la invasión a los calabozos por miles de insectos en el período de celo.
Un hombre práctico, en vez de darle muchas vueltas al Nudo Gordiano, simplemente lo cortó y otro, fastidiado por teólogos que le hablaban de la imposibilidad del movimiento según los griegos, se echó a caminar.
Escoger once mil La habilidad más vieja del hombre ha sido resolver problemas para luego enredarlos, cuando se busca algo más que lo declarado. ¿No será suficientemente difícil escoger once mil candidatos entre unos cien mil aspirantes, como para iniciar la discusión por la tarjeta única, ente equiparable al Partido Único de la Revolución que proponía aquél y que le reventó en las narices?
Fíjese el parecido del razonamiento: el pluralismo, las diferencias, "molestan" y hay que simplificar. La paradoja de esta propuesta que procede de grupos ilustrados es evidente.
Hay consenso sobre que la descentralización es positiva porque la gente quiere sentir identificados y defendidos sus intereses por representantes cercanos; que el derecho de propiedad, la posibilidad de mejorar, hace que las sociedades abiertas generen riqueza, porque hacen que la gente se esfuerce. ¿Por qué, en materia de política, somos tan colectivistas como el que más?
La Alcaldía Antonio Ledezma no hubiera ganado la Alcaldía Metropolitana si no hubiese hecho sentir a los veinte partidos que lo apoyaron, que trabajaban en un esfuerzo global -la candidatura-, pero también por sus respectivos intereses y colores. ¿No serán tarjeta única y "primarias" a la machimberra, la coartada para salirse de la suerte de la unidad, porque algún iluminado encuestador volvió con la teoría de que "hay espacio para una tercera opción"?
Ese anzuelo envenenado lanzado por el G2 y mordido por la ingenuidad, puede marcar la estigmatización de quienes se lo traguen, la nueva entronización de Kid Sabaneta y la derrota de las fuerzas democráticas. No olvidemos que la ingenuidad pensaba tumbarlo con "el paro" que más bien lo atornilló.
Hacer propuestas volanderas cuando se irrumpe es fácil, cuando no se cuida nada sino el encanto de la oferta descabellada para los más incautos. Distinta e incómoda, por el contrario, la respuesta de quien ha construido, tiene algo que perder y debe cuidarlo, ya que suele ser cauta y por lo tanto, no estremece a las galerías ni arranca suspiros románticos. Es lidiar con la realidad gris y roma.
Un hombre práctico, en vez de darle muchas vueltas al Nudo Gordiano, simplemente lo cortó y otro, fastidiado por teólogos que le hablaban de la imposibilidad del movimiento según los griegos, se echó a caminar.
Escoger once mil La habilidad más vieja del hombre ha sido resolver problemas para luego enredarlos, cuando se busca algo más que lo declarado. ¿No será suficientemente difícil escoger once mil candidatos entre unos cien mil aspirantes, como para iniciar la discusión por la tarjeta única, ente equiparable al Partido Único de la Revolución que proponía aquél y que le reventó en las narices?
Fíjese el parecido del razonamiento: el pluralismo, las diferencias, "molestan" y hay que simplificar. La paradoja de esta propuesta que procede de grupos ilustrados es evidente.
Hay consenso sobre que la descentralización es positiva porque la gente quiere sentir identificados y defendidos sus intereses por representantes cercanos; que el derecho de propiedad, la posibilidad de mejorar, hace que las sociedades abiertas generen riqueza, porque hacen que la gente se esfuerce. ¿Por qué, en materia de política, somos tan colectivistas como el que más?
La Alcaldía Antonio Ledezma no hubiera ganado la Alcaldía Metropolitana si no hubiese hecho sentir a los veinte partidos que lo apoyaron, que trabajaban en un esfuerzo global -la candidatura-, pero también por sus respectivos intereses y colores. ¿No serán tarjeta única y "primarias" a la machimberra, la coartada para salirse de la suerte de la unidad, porque algún iluminado encuestador volvió con la teoría de que "hay espacio para una tercera opción"?
Ese anzuelo envenenado lanzado por el G2 y mordido por la ingenuidad, puede marcar la estigmatización de quienes se lo traguen, la nueva entronización de Kid Sabaneta y la derrota de las fuerzas democráticas. No olvidemos que la ingenuidad pensaba tumbarlo con "el paro" que más bien lo atornilló.
Hacer propuestas volanderas cuando se irrumpe es fácil, cuando no se cuida nada sino el encanto de la oferta descabellada para los más incautos. Distinta e incómoda, por el contrario, la respuesta de quien ha construido, tiene algo que perder y debe cuidarlo, ya que suele ser cauta y por lo tanto, no estremece a las galerías ni arranca suspiros románticos. Es lidiar con la realidad gris y roma.
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