Mientras familias enteras sufren el río de sangre vertido por miles de criminales sueltos; se oye el clamor de los damnificados ("dignificados", según la burla presidencial) sin que reciban la casa tantas veces prometida; ocurren lamentables muertes causadas por la caída del avión de la oficial Conviasa (dos más tuvieron graves fallas que obligaron a suspender temporalmente los vuelos) y de un helicóptero militar que chocó con una fragata de nuestra Armada; la crisis eléctrica revienta de nuevo con apagones en todo el país; se agudiza el caos de la salud pública y del Metro, por citar solo algunas de las desgracias acaecidas por la ineptitud y negligencia del Gobierno, Chávez se declara "desde ya en precampaña para 2012".
Quien aún dude que Chávez no siente los graves problemas nacionales porque lo único que le importa es aferrarse al poder, le habrá convencido anuncio tan descarado. En medio del obsceno ventajismo oficial en la presente campaña, la inescrupulosidad de los poderes (implícito el CNE), el despilfarro de recursos públicos (incluidas las abusivas cadenas) mientras los enfermos más pobres mueren de mengua en los hospitales o acribillados por el hampa, Chávez nos advierte que ya está en campaña para su reelección presidencial en 2012 y, más grave aún, que radicalizará su "socialismo del siglo XXI" después de las parlamentarias del 26S. Partiendo de lo que dijera nuestro respetado cardenal Urosa y lo refrendase en vivo y en directo en VTV el comunista mayor, Fidel Castro, de que "el socialismo del siglo XXI y el comunismo son la misma cosa", Chávez nos está anunciando que, al ganar la mayoría parlamentaria, impondrá el comunismo, como hizo Fidel en su tiempo. Sus aspirantes a diputados lo dicen también en campaña: "El socialismo es la etapa previa al comunismo" señala Andreína Tarazón (EN 15-09-2010) y otros dos candidatos rojos, Darío Vivas y Jesús Farías, declaran que "las propuestas legislativas del chavismo apuntan al impulso de la propiedad socialista", vale decir, comunista (Diario 2001 15-09-2010).
Para su perpetuación en el poder Chávez necesita las dos terceras partes de la nueva AN, tal como reconoció hace días al afirmar que no le importaban las gobernaciones ni alcaldías, sino la AN, imprescindible para "legitimar" su socialismo del siglo XXI, es decir, su comunismo. Se aferra a la AN porque "su visión totalitaria lo conduce a calcular que la pérdida de uno de los poderes es el hilo por donde comenzará a descoserse el reencauchado experimento de control estatista, centralizado y autoritario sobre la sociedad" (Simón García, Tal Cual 16-09). Chávez sabe que, si pierde la mayoría, tendrá que rendir cuentas a la nueva AN sobre los $61.500 millones que ha regalado a 38 países desde 2005. Cuba ha recibido más de $20 mil millones en petróleo regalado, en la refinería Cienfuegos (mientras las nuestras están destruidas), en plantas eléctricas y hasta viviendas que le ha negado a los venezolanos más pobres. De nuevo Chávez pretendió esta semana satanizar a La Polar y a su presidente Lorenzo Mendoza: la culpa de la matazón de los barrios sería de la cerveza, cuyos camiones sugirió destinarlos a transporte de alimentos (¿cuáles alimentos? ¿Confiscará de nuevo los de Polar?). También la culpa de que su inepto gobierno haya fracasado estrepitosamente en la construcción de viviendas sería de La Polar, por ocupar legítimamente, porque son suyos, las oficinas y depósitos de Los Ruices.
El mundo está viendo (y Chávez también) que el régimen cubano se derrumba. Los Castro despiden a 500 mil trabajadores (pronto serán más de un millón) y dan "permiso" a los despedidos para instalar microempresas y cooperativas. Raúl Castro pidió ayuda a los chinos para cambiar su comunismo traducido en miseria, por algo como lo que convirtió a China en la segunda economía capitalista del mundo. Chávez, en cambio, destruye la propiedad privada y, con ella, el empleo de calidad, a sabiendas de que el pueblo pasará hambre, como ocurrió en Cuba y en la URSS. Comprueben cómo están las fincas, edificios y fábricas confiscadas al grito de "¡Exprópiense!". Las fincas son tierra arrasada, las fábricas centros de ideologización donde, poco después, desaparece la producción y el Sambil de La Candelaria, por ejemplo, es refugio de borrachitos y drogadictos.
Lo único que mueve obsesivamente a Chávez es permanecer varias décadas en el poder, como hicieron Stalin y Fidel. El domingo 26S nosotros podemos impedir que eso ocurra. Si votamos masivamente por la Unidad Democrática, desde la AN levantaremos un muro de contención para que Venezuela no siga deslizándose por el precipicio que hundió a los cubanos en la miseria e ignominia durante más de medio siglo.
Quien aún dude que Chávez no siente los graves problemas nacionales porque lo único que le importa es aferrarse al poder, le habrá convencido anuncio tan descarado. En medio del obsceno ventajismo oficial en la presente campaña, la inescrupulosidad de los poderes (implícito el CNE), el despilfarro de recursos públicos (incluidas las abusivas cadenas) mientras los enfermos más pobres mueren de mengua en los hospitales o acribillados por el hampa, Chávez nos advierte que ya está en campaña para su reelección presidencial en 2012 y, más grave aún, que radicalizará su "socialismo del siglo XXI" después de las parlamentarias del 26S. Partiendo de lo que dijera nuestro respetado cardenal Urosa y lo refrendase en vivo y en directo en VTV el comunista mayor, Fidel Castro, de que "el socialismo del siglo XXI y el comunismo son la misma cosa", Chávez nos está anunciando que, al ganar la mayoría parlamentaria, impondrá el comunismo, como hizo Fidel en su tiempo. Sus aspirantes a diputados lo dicen también en campaña: "El socialismo es la etapa previa al comunismo" señala Andreína Tarazón (EN 15-09-2010) y otros dos candidatos rojos, Darío Vivas y Jesús Farías, declaran que "las propuestas legislativas del chavismo apuntan al impulso de la propiedad socialista", vale decir, comunista (Diario 2001 15-09-2010).
Para su perpetuación en el poder Chávez necesita las dos terceras partes de la nueva AN, tal como reconoció hace días al afirmar que no le importaban las gobernaciones ni alcaldías, sino la AN, imprescindible para "legitimar" su socialismo del siglo XXI, es decir, su comunismo. Se aferra a la AN porque "su visión totalitaria lo conduce a calcular que la pérdida de uno de los poderes es el hilo por donde comenzará a descoserse el reencauchado experimento de control estatista, centralizado y autoritario sobre la sociedad" (Simón García, Tal Cual 16-09). Chávez sabe que, si pierde la mayoría, tendrá que rendir cuentas a la nueva AN sobre los $61.500 millones que ha regalado a 38 países desde 2005. Cuba ha recibido más de $20 mil millones en petróleo regalado, en la refinería Cienfuegos (mientras las nuestras están destruidas), en plantas eléctricas y hasta viviendas que le ha negado a los venezolanos más pobres. De nuevo Chávez pretendió esta semana satanizar a La Polar y a su presidente Lorenzo Mendoza: la culpa de la matazón de los barrios sería de la cerveza, cuyos camiones sugirió destinarlos a transporte de alimentos (¿cuáles alimentos? ¿Confiscará de nuevo los de Polar?). También la culpa de que su inepto gobierno haya fracasado estrepitosamente en la construcción de viviendas sería de La Polar, por ocupar legítimamente, porque son suyos, las oficinas y depósitos de Los Ruices.
El mundo está viendo (y Chávez también) que el régimen cubano se derrumba. Los Castro despiden a 500 mil trabajadores (pronto serán más de un millón) y dan "permiso" a los despedidos para instalar microempresas y cooperativas. Raúl Castro pidió ayuda a los chinos para cambiar su comunismo traducido en miseria, por algo como lo que convirtió a China en la segunda economía capitalista del mundo. Chávez, en cambio, destruye la propiedad privada y, con ella, el empleo de calidad, a sabiendas de que el pueblo pasará hambre, como ocurrió en Cuba y en la URSS. Comprueben cómo están las fincas, edificios y fábricas confiscadas al grito de "¡Exprópiense!". Las fincas son tierra arrasada, las fábricas centros de ideologización donde, poco después, desaparece la producción y el Sambil de La Candelaria, por ejemplo, es refugio de borrachitos y drogadictos.
Lo único que mueve obsesivamente a Chávez es permanecer varias décadas en el poder, como hicieron Stalin y Fidel. El domingo 26S nosotros podemos impedir que eso ocurra. Si votamos masivamente por la Unidad Democrática, desde la AN levantaremos un muro de contención para que Venezuela no siga deslizándose por el precipicio que hundió a los cubanos en la miseria e ignominia durante más de medio siglo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario