Uno de los actos vejatorios más infaustos de la historia republicana del país lo constituye la ominosa lista de Tascón. La activación de un derecho legítimo consagrado en la Constitución, como era el referéndum revocatorio presidencial, se convirtió en el más obsceno instrumento de coerción oficialista contra los firmantes. Con anuencia del CNE de entonces, este siniestro personaje dispuso de los datos personales de los firmantes para arrollar a todo aquel que osara pensar distinto al Presidente. La familia venezolana fue y sigue siendo degradada y humillada por hacer uso de un instrumento constitucional. Ahora una nueva lista, refinada, se está aplicando para obligar a los funcionarios públicos a inscribirse en el nuevo partido único ordenado por "el líder".
El asunto tiene connotaciones dramáticas, pues esta práctica fascista se ha convertido en política de Estado. Basta recordar cómo el ministro de Minas, con el posterior apoyo del Presidente, comunicó a los empleados de PDVSA, con motivo de la elección presidencial del tres de diciembre, que el que no fuera rojo-rojito sería sacado de la industria a cara… (cipotazos). No existen antecedentes históricos al respecto. Ciertamente en la mal llamada cuarta república los puestos clave de la administración pública eran ocupados por militantes del partido político ganador; pero jamás existió una razia excluyente tan cruel como la de ahora. La coexistencia, con todos sus matices, existía a plenitud. Hoy, por el contrario, se ha creado una política de odio ni siquiera contra los adversarios políticos sino contra aquellos de pensamiento autónomo.
Los revolucionarios insisten en que hacer hincapié en la faceta agresiva del régimen y de la conducta inmutable de sus ductores despierta simpatía entre sus seguidores sobre todo buscando repercusión en los medios de masas. Afortunadamente esa conducta agresiva está minando el apoyo hacia el Presidente tal como lo demuestran las encuestas. Por ejemplo, el cierre de RCTV tiene el rechazo de más del 80% de la población y la reelección presidencial indefinida que atenta contra nuestra cultura democrática, es rechazada por una mayoría aplastante. Le será muy difícil al régimen racionalizar una programación diaria en la RCTV apropiada alegando la imposición de una templanza comunicativa acorde con nuestras costumbres. Todo el mundo sabe que la retaliación gubernativa contra esta televisora está orientada por la animadversión del Presidente contra su directiva. Situación distinta se presenta en Venevisión la cual disfruta de toda prerrogativa oficial por su nueva conducta complaciente.
El asunto tiene connotaciones dramáticas, pues esta práctica fascista se ha convertido en política de Estado. Basta recordar cómo el ministro de Minas, con el posterior apoyo del Presidente, comunicó a los empleados de PDVSA, con motivo de la elección presidencial del tres de diciembre, que el que no fuera rojo-rojito sería sacado de la industria a cara… (cipotazos). No existen antecedentes históricos al respecto. Ciertamente en la mal llamada cuarta república los puestos clave de la administración pública eran ocupados por militantes del partido político ganador; pero jamás existió una razia excluyente tan cruel como la de ahora. La coexistencia, con todos sus matices, existía a plenitud. Hoy, por el contrario, se ha creado una política de odio ni siquiera contra los adversarios políticos sino contra aquellos de pensamiento autónomo.
Los revolucionarios insisten en que hacer hincapié en la faceta agresiva del régimen y de la conducta inmutable de sus ductores despierta simpatía entre sus seguidores sobre todo buscando repercusión en los medios de masas. Afortunadamente esa conducta agresiva está minando el apoyo hacia el Presidente tal como lo demuestran las encuestas. Por ejemplo, el cierre de RCTV tiene el rechazo de más del 80% de la población y la reelección presidencial indefinida que atenta contra nuestra cultura democrática, es rechazada por una mayoría aplastante. Le será muy difícil al régimen racionalizar una programación diaria en la RCTV apropiada alegando la imposición de una templanza comunicativa acorde con nuestras costumbres. Todo el mundo sabe que la retaliación gubernativa contra esta televisora está orientada por la animadversión del Presidente contra su directiva. Situación distinta se presenta en Venevisión la cual disfruta de toda prerrogativa oficial por su nueva conducta complaciente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario