El venezolano hoy en día no la tiene fácil, por eso no se debe cargar la mano criticando a quienes se tomaron unos días para hacer un alto en medio de una situación agobiante para las grandes mayorías. Entre la inseguridad y ese no saber si alguno de los nuestros o nosotros mismos llegaremos a nuestras casas en la noche, la falta de acceso a muchos de los productos básicos, la impunidad, la eterna diatriba que nos tiene divididos y "discriminados" en esta suerte de apartheid a quienes se atreven a pensar distinto de la línea oficial y esta incertidumbre crónica en la que no conocemos que pasará en la próxima media hora, el día a día de quienes aquí habitamos es cada vez más complicado. Por eso muchos hicieron un paréntesis lógico, comprensible y necesario. Sin embargo, estos días de asueto tuvieron una característica particular. Una sensación de "mar de fondo", de "tufo a bota", de "camino torcido" evidenciado en las últimas dos semanas del terror, en las que por cierto, se continúa cumpliendo las dos líneas de acción de un mismo libreto: 1) Chávez nuevamente viaja fuera del país cuando se adoptan medidas impopulares. 2) Las mismas se ejecutan los días previos a los asuetos como para neutralizar cualquier respuesta.
Sí, mucha gente viajó a la playa, o a la montaña, fueron a visitar a sus familiares o quizás algunos hasta les sellaron sus pasaportes y consiguieron los dólares para salir al exterior, pero difícil que no sintieran esa especie de "desasosiego" al intuir que ya entramos en una barrena autoritaria. Hoy lunes después de estos últimos quince días del terror y todos los sucesos acontecidos desde la sentencia aberrante de los comisarios y los PM, la clandestinidad de Rosales, la prácticamente "anulación de la Alcaldía Metropolitana, la reversión de la descentralización, la detención de un general de cuatro soles a quien por cierto Chávez le debe su retorno al poder, puede ser que regresemos a la "cotidianidad" pero nunca a la "normalidad".
Ya son demasiados los elementos que nos indican que estamos en una etapa post democrática de este gobierno electo por la mayoría. La escalada es una realidad. Ya lo decía en días pasados el ministro Diosdado Cabello cuando afirmaba que van a asumir sin complejos la "radicalización", lo que en definitiva implica en la práctica el colocarse al margen de lo que establece la propia Constitución.
Hoy lunes cuando estemos desarrollando nuestras actividades cotidianas, cuando regresemos a las colas, al gentío, a la vida contra reloj quizás parezca que nada extraño está pasando, que todo sigue igual, pero seguramente en nuestro interior, más allá de la preocupación por el "estado de las cosas" tendremos una extraña sensación de que eso que se conoce como "democracia" pasó a ser sólo una fachada. Hoy muchos tendrán ese sentido de realidad. Bienvenidos a esta nueva Venezuela...
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