Se ha dicho esta semana que Venezuela no es un país inseguro, sino que vive una "sensación" de inseguridad. Todo el mundo le ha caído encima a la autora de la frase, sin reparar en que el postulado tiene una trascendencia conceptual y hasta filosófica impecable. Pa’ mi esa vaina nos remite a Kant, el filósofo alemán, que entiende por sensación "el efecto de un objeto sobre la facultad representativa, en cuanto somos afectados por él".
¿Quién le puede asegurar a las más de cincuenta personas que murieron la semana pasada en Caracas que en verdad están muertas? ¿Tenemos nosotros capacidad de meternos en sus interioridades espirituales? Probablemente nos diría Kant -y su Defensora que el "objeto" plomazo produjo sobre "la facultad representativa" de la víctima la "sensación" de fallecimiento. La única diferencia con las otras sensaciones vitales es que esta será una sensación duradera y definitiva, pero eso no le quita. Probablemente, los familiares tienen la sensación de que los sepultaron y las morgues la sensación de que colapsaron... Voy más lejos: ¿A usted, querido lector, no le ha invadido a veces la idea de que tenemos una sensación de gobierno, de que esta vaina no puede estar pasando? ¿No ha pensado, cuando suben los precios del petróleo más allá de los cien dólares y sigue contemplando la misma pobreza de siempre, que aquí lo que hay es una sensación de riqueza? ¿Cuándo oye al ministro respectivo diciendo que va a acabar con los trabajadores y que les va a desmejorar sus condiciones y que no se va a sentar con ellos si no aceptan como corderos todas las condiciones impuestas por el patrono-gobierno, que aquí lo que hay es una sensación de socialismo? ¿Usted no tiene la sensación de que aquí lo que se están es choreando los reales descaradamente? ¿Con lo de Curiepe no le da la sensación de que la gente se está arrechando y de que el pueblo tiene ya la sensación de que lo están jodiendo y que por eso hay que cerrar emisoras para que la gente no tenga la sensación de que tiene sensaciones? A mí ya, a estas alturas, no me cabe la menor duda : Venezuela es un país... ¡SEN-SA-CIO-NAL!
¿Quién le puede asegurar a las más de cincuenta personas que murieron la semana pasada en Caracas que en verdad están muertas? ¿Tenemos nosotros capacidad de meternos en sus interioridades espirituales? Probablemente nos diría Kant -y su Defensora que el "objeto" plomazo produjo sobre "la facultad representativa" de la víctima la "sensación" de fallecimiento. La única diferencia con las otras sensaciones vitales es que esta será una sensación duradera y definitiva, pero eso no le quita. Probablemente, los familiares tienen la sensación de que los sepultaron y las morgues la sensación de que colapsaron... Voy más lejos: ¿A usted, querido lector, no le ha invadido a veces la idea de que tenemos una sensación de gobierno, de que esta vaina no puede estar pasando? ¿No ha pensado, cuando suben los precios del petróleo más allá de los cien dólares y sigue contemplando la misma pobreza de siempre, que aquí lo que hay es una sensación de riqueza? ¿Cuándo oye al ministro respectivo diciendo que va a acabar con los trabajadores y que les va a desmejorar sus condiciones y que no se va a sentar con ellos si no aceptan como corderos todas las condiciones impuestas por el patrono-gobierno, que aquí lo que hay es una sensación de socialismo? ¿Usted no tiene la sensación de que aquí lo que se están es choreando los reales descaradamente? ¿Con lo de Curiepe no le da la sensación de que la gente se está arrechando y de que el pueblo tiene ya la sensación de que lo están jodiendo y que por eso hay que cerrar emisoras para que la gente no tenga la sensación de que tiene sensaciones? A mí ya, a estas alturas, no me cabe la menor duda : Venezuela es un país... ¡SEN-SA-CIO-NAL!
Laureano Márquez
Vía Diario Tal Cual
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