Una muy buena explicación acerca del Socialismo del Siglo XXI. Muy buena la recopilación de "logros" de la Revolución. "Ahora vamos para atrás, en reversa y sin frenos."
Alóóó
Aun recuerdo aquellos tiempos en que levantaba el auricular del teléfono y esperaba tres, cuatro y cinco minutos para que cayera el tono. Recuerdo también las largas horas marcando el 122 para conseguir una llamada internacional. Ni hablar de los servicios de información o de los teléfonos monederos en la calle, que nunca servían. Recuerdo a un Presidente de la CANTV enjuiciado por corrupción, recuerdo el maltrato a los clientes, el fastidio con que acudían los técnicos a reparar una avería. Eso ocurrió en un pasado demasiado reciente como para no recordarlo. Cuando la CANTV fue privatizada a mediados de los 90, todo el mundo aplaudió. Es que los gobiernos (todos, venezolanos y extranjeros) han demostrado ser pésimos gerentes y peores administradores. Las razones de ellos son obvias: a nadie duelen los dineros del Estado, los empleados públicos trabajan (si es que lo hacen) para percibir un 15 y último, los jefes no reportan a nadie, las contralorías no existen. Además, las empresas estatales nunca quiebran porque cuando entran en déficit, el Estado les inyecta recursos, nuestros recursos. Así, mantiene una manada de elefantes blancos que dan pérdidas en lugar de utilizar los ingresos del país en dotarlo de servicios.
Hubo un momento de Venezuela en que esto se entendió y comenzó el proceso de privatización de las empresas deficitarias. Insólito que en uno de los primeros productores de hierro del mundo, las empresas asociadas estuviesen quebradas. Insólito que en un país donde todos jugaban al 5 y 6, los Hipódromos estuviesen quebrados. Hoteles, teleféricos, líneas aéreas, plantas procesadoras, todas fueron objeto de procesos privatizadores mejor o peor logrados. El Estado se liberaba así de cargas burocráticas, de administración de empresas que nada tenían que ver con su labor de gobernar y obtenía recursos adicionales.
Ahora vamos para atrás, en reversa y sin frenos. Lo que está sucediendo con la re-nacionalización de la CANTV y con la negociación bajo amenaza de expropiación de la Electricidad de Caracas lo había anunciado Chávez en su discurso del Ateneo de Caracas la noche que lo proclamaron Presidente Electo, el 7 de diciembre de 1998. Como este país es de corta memoria les recordaré que el hombre ofreció nacionalizaciones, expropiaciones de tierras, poner a PDVSA al servicio del gobierno. Expuso su necesidad de que le otorgasen una Ley Habilitante con la excusa de que Venezuela tenía un déficit fiscal y se imponía tomar medidas urgentes en el ámbito económico (lo que no dijo es que al carecer de representación parlamentaria, deseaba gobernar y legislar sin ingerencias opositoras); insistió en la inmediatez de la convocatoria a una Asamblea Constituyente, punto que acaparó todas las opiniones y críticas opositoras, que no le pararon al resto del discurso de Chávez.
Lo que quiero decir es que este hombre jamás ha mentido en cuanto a sus intenciones totalitarias. Quienes decían que era puro bla bla se equivocaron, porque no lo escuchaban con detenimiento. Chávez ha cumplido todas sus promesas terribles, todas sus promesas autocráticas, todas sus promesas radicales. Las que no ha cumplido son las promesas buenas. Lean en una edición digital cualquiera de los diarios del día 7 de diciembre de 1998, para que recuerden que Chávez dijo que se cerraba una etapa, que ahora comenzaba otra de integración, donde todos tenían que aportar, qué él no guardaba ningún odio en su corazón, que le daba gracias a Dios y a Bolívar por la Patria que le encomendaban. Qué mala memoria tiene este país.
En ocho años Chávez ha destruido lo bueno y lo malo que había en Venezuela, pero sin construir nada mejor. Este gobierno no aguanta ni una fugaz comparación con el peor de los gobiernos anteriores. No hay sino que dar un vistazo a lo que queda de aquella Venezuela "en vías de desarrollo". Todos nuestros orgullos (Pdvsa, el Parque Central, el Viaducto, la Electricidad de Caracas, el Metro de Caracas) han sido destruidos en su infraestructura o en su organización. La gestión gubernamental es ínfima si la contrastamos con el mil millonario (y en dólares) ingreso petrolero: los paños tibios de las Misiones, la construcción de un nuevo Viaducto y la continuación de obras comenzadas por gobiernos anteriores como el tren o realizadas por conveniencia de gobiernos extranjeros, como el puente sobre el Orinoco construido por Brasil para poder sacar sus productos por vía marítima hacia el norte.
Como lo que percibe por el petróleo no es suficiente para cubrir el vertiginoso ritmo de gasto de un Presidente que necesita regalar para que lo quieran en otros países, entonces afiló el alicate del Seniat para que le exprimiera los bolsillos al sector productivo que aún sobrevive y a los ciudadanos que trabajan formalmente, que son la minoría de pendejos que pagan impuestos, electricidad, seguro social, por la gran mayoría de buhoneros de la economía que no lo hacen. Y yo pregunto ¿es que los venezolanos estamos recibiendo en servicios de transporte público, agua, electricidad, vivienda, educación, salud y seguridad lo que pagamos en impuestos? ¿Qué hace el gobierno con el dinero que le pagamos para que proporcione bienes y pague servicios? Si ustedes tienen tres dedos de frente, ojos y oídos atentos y viven en esta Bolivariana República, saben bien en qué gasta el gobierno nuestro dinero.
En estos ocho años hemos perdido derechos fundamentales como el libre acceso a la información, la libertad de los medios de comunicación, el derecho a la vida, a la propiedad de lo que legítimamente ganamos, a decidir la educación de nuestros hijos, a viajar cuando y cómo queramos disponiendo de nuestro dinero, a disentir, a firmar lo que bien nos parezca, a ser tratados con igualdad. El gobierno ha pasado a ser el enemigo de los productores del campo, de los ganaderos, de los industriales, comerciantes, periodistas, sacerdotes, de la gente decente que quiere vivir en un país donde el Canciller sea preparado, diplomático y gentil; donde la Presidente de la Asamblea Nacional no se comporte como una sierva; donde los diputados y diputadas no provengan de prostíbulos y patios de bolas criollas; donde Ministros y altos funcionarios se comporten como hombres y no como cosas raras; donde el Ministro del Interior se guíe por el Manual de Manuel Carreño y no por el suyo propio. Tal vez eso es mucho pedir en un gobierno que se ha especializado en remover el fondo del barro social y ponerlo en altos cargos para darle una bofetada a "la oligarquía", sin advertir que sólo degradan a esa Venezuela que una vez tuvo sueños de primer mundo.
Por mi parte, ya entendí de lo que se trata el Socialismo del Siglo XXI. Es una doctrina muy personal, encaminada a expropiar, despojar, invadir, arruinar, nacionalizar, expoliar, tomar, allanar, cerrar y todos los demás verbos que signifiquen apropiarse de bienes ajenos para ser devorados por un fagocito que requiere el poder total como único objetivo de vida. Encaminados estamos a una dependencia total del régimen, hasta para comer, para educar a nuestros hijos, para tener alguna propiedad. Todos los empleos, los créditos, los bienes nos lo otorgará (si le da la gana y si somos obedientes) el dueño absoluto de este país "democrático" donde no hay ley sino la suya, donde no hay Asamblea Nacional sino Habilitante, donde no hay justicia ni siquiera siendo chavista. ¿Qué cuando los venezolanos se sacudirán esta pesadilla? Pues será cuando todos estemos tan fregados que Cuba en verdad nos parezca el Mar de Felicidad.
Charito RojasE-mail: charito@movistar.net.ve
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